Reflexiones vigorizantes

Somos lo que reflexionamos

question-markEs curioso que en vísperas de las votaciones políticas, por Ley se imponga un período de reflexión, y que en cambio, no nos venga impuesto de fábrica al ser humano, un necesario período de reflexión antes de tomar decisiones importantes.

Lo digo porque a veces reflexionamos más ante la carta del restaurante que sobre aspectos cruciales de nuestra vida.

Y no porque no seamos conscientes de la relevancia de la decisión sino porque esa decisión la tomamos sobre bases erróneas.

estaA veces nuestros prejuicios ( los de quienes nos influyen) nos llevan a rechazar opciones sin calibrarlas (¿ no desechamos en el pasado aquella posible pareja, o nos desecharon, por prejuicios adolescentes?, ¿no nos asociamos o asistimos a aquella asociación o evento por inercia, moda o porque sencillamente nos lo sugirieron?).

Otras veces porque juzgamos el todo por el detalle o la anécdota, y ya nadie nos cambia: a veces no compramos un buen coche porque uno igual lo tiene el vecino, o no adquirimos esa vivienda confortable porque es un quinto y queríamos un cuarto, o aceptamos una cita porque su elegancia exterior nos atrae sin habernos asomado al interior, o estudiamos una carrera porque la profesión parece rentable económicamente olvidando sus cargas y responsabilidades, etcétera.

Las más de las veces creemos ser racionales cuando somos víctimas de eso tan peligroso que se llama intuición, que como es sabido, es el fruto de la experiencia que está a nivel inconsciente y que nos lleva a decidir en situaciones de incertidumbre. Muy útil en situaciones de urgencia pero de gran riesgo cuando lo que importa está en juego.

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Lo cierto es que todos nos creemos muy listos; nos creemos que todo lo decidimos con razones, y además somos tan arrogantes que si la realidad nos demuestra la torpeza, tendemos a sostener nuestra infalibilidad.

Sin embargo, si somos realmente sinceros y miramos el pasado, nos percataremos de infinidad de encrucijadas en que podía haber cambiado nuestra historia si otra fuere la decisión. A veces para bien y a veces para mal, aunque es evidente que un poco de serenidad y reflexión antes de decidir nada daña pero puede ayudar mucho.

  • No se trata de meditar, que es una labor mas relajada, libre y profunda.
  • No es cuestión de devorar libros, videos o conferencias sino de pensar sobre ello, dando la razón a Confucio cuando advertía que “Aprender sin pensar es trabajo perdido; pensar sin aprender es peligroso «.
  • Ni por supuesto hemos de quedar atrapados como el asno del filósofo Buridán, que ante la incertidumbre insalvable de elegir entre un cubo de avena y un cubo de agua, lleva al asno a no moverse y perecer de hambre o sed.
  • Ni tampoco se trata de elaborar una tesis doctoral sobre las posibles bases para poder decidir pues la fábula de galgos y podencos de Esopo nos muestra como la estéril discusión de los conejos sobre si los perros próximos eran de una u otra raza, en vez de tomar decisiones rápidas, les llevó a ser devorados.

Captura de pantalla 2018-09-22 a las 17.32.37Se trata sencillamente de que para tomar decisiones relevantes nos tomemos un momento de relajo, nos desconectemos de la tecnología, barajemos los pros y contras, y muy importante, lo replanteemos en día y hora distinto ( nos asombrará la influencia en el criterio de las coordenadas de espacio y tiempo en que pensamos); y por supuesto, si la cosa merece la pena, bien está una consulta – no vinculante- con las personas que respetamos o admiramos.

En esas condiciones podemos tomar la decisión y aunque podremos equivocarnos, no podremos reprochárnoslo diciendo aquello en que todos hemos caído de : ¡Ay, si lo hubiera pensado más!, o ¿ Cómo no puede preverlo o cómo no se me ocurrió?.

Pues hay una razón. Porque no nos detuvimos a reflexionar. Así de claro y así de duro. Y nada de escudarnos en la falta de tiempo, que para lo que se quiere lo hay, pues la vida nos ofrece infinidad de tiempos muertos ( estamos en las musarañas o enredados frente a la televisión u ordenador) y tiempos robados ( por esos “ladrones de tiempo” que irrumpen en nuestras vidas sin el marchamo de la amistad y nos vampirizan los minutos).

intro-1511636477Particularmente comparto la idea de Friedrich Nietzsche de que «Todos los pensamientos verdaderamente grandiosos se conciben al caminar», y es que un paseo solitario por la ciudad o en el campo, ofrece un momento idóneo para dejar la mente libre, afrontar problemas, alegrarnos de lo bueno que nos depara la vida, encarar los demonios de nuestros errores para que no se repitan, e incluso perdonar a quienes nos ofendieron o buscar alegatos para defendernos de nuestras torpezas. Claro que, tampoco es mala ocasión quedarse en la cama tras despertar bajo un edredón mientras tomamos el zumo exprimido de los recuerdos.

Una de mis últimas reflexiones ensimismadas tuvo lugar la semana pasada en que tuve ocasión de ir al Parque de Atracciones de Terra Mítica con tres niños ( 8, 12 y 13 años) y mientras ellos disfrutaban de las atracciones, me sentía perplejo contemplando infinidad de familias que iban ataviados con disfraces de zombies o monstruos, con maquillaje de sangre y pus, con niños disfrazados de esqueletos, y alegremente embarcados en un aquelarre de subir a atracciones para sufrir vértigo y aturdimiento, alternando con atragantamiento de comida rápida; todo eso, en vísperas del día de Todos los Santos, o difuntos, lo que me llevó a pensar en la tremenda frivolidad de la situación, en lo poco agradecidos que somos a las cosas de la vida que no requieren un montaje comercial y en lo poco que respetamos eso tan respetable que es la enfermedad y la muerte. El resultado de mis pensamientos se lo expliqué en palabras sencillas a los niños al término del día ( no todo va a ser fiesta sin fruto).

En suma, está muy bien vivir y experimentar cosas, o alimentarse de datos, pero si no existe una reflexión ulterior, para rumiar lo aprendido, estaremos despilfarrando gran parte de lo vivido.

En fin, creo que es bueno reflexionar unos minutos sobre la necesidad de reflexionar. Yo ya lo he hecho. Gracias por llegar hasta aquí.

charlie-chaplin---the-charming-clownNOTA.- Por si interesa más sobre ese mundo de los pensamientos en pie de guerra:

2 comentarios

  1. Podrá ser todo lo paradójico que se quiera pero, en el mercado de egos de nuestra sociedad, las personas tienden a comportarse como se espera de ellas. Desde su nacimiento entregan parte de su potencial para ser aceptados, protegidos y amados. Están programadas, funcionan por
    hábitos, automatismos y rutinas de pensamiento (al margen de su consciencia y auténtica voluntad) y se adaptan como un guante al personaje que tienen asignado. Por ello, aunque nos apunte (como firme convencido y practicante confeso del verbo pensar) que ¡somos lo que reflexionamos!. Mucho me temo, admirado y siemprevivo Sr. Chaves, que no siempre es así. Si me lo permite, somos, más bien, lo que hacemos, más allá de lo que pensamos o sentimos. O mejor aún, somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros (como decía Sartre). Y la mayoría de las ocasiones no hacemos porque creemos sino que acabamos creyendo porque hacemos.

    El cambio que nos sugiere requiere tomar consciencia de su necesidad. Y, aunque se cimienta en solidos fundamentos y en volver a la individualidad racional del ser humano, precisa de cierto valor porque, en cierta medida, supone dejar de pertenecer a la manada y empezar a pertenecer a uno mismo. Para ello ayudaría, como canta el gran Sabina, <>.

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