divino tesoro Reflexiones vigorizantes

Los Reyes Magos de un adulto malhumorado

01f792016287733abc977bd35558bc2eTras sobrevivir a tres centros comerciales en vísperas del día de Reyes, entre turbas incesantes de clientes con ansiedad compulsiva para revisar, probar y devolver compras, regreso a mi hogar y me dan ganas de poner doble cerrojo en la puerta, sellar el buzón y pisotear el móvil. Pero no. Lo confieso. Soy uno de ellos. Esclavo de la publicidad, de internet, de las compras, del espejismo de la política, de los usos sociales.

En fin, uno de tantos adultos que se deja llevar por la hoja de rutas de compras que alguien fija (Viernes Negro, Halloween, Papa Noel, Reyes, Rebajas, Día del padre y del abuelo, etcétera), y que me permite manejar la tarjeta de crédito con la soltura y rapidez de un pistolero del Oeste.

Eso no me impide mi pequeña e íntima reflexión. Donde esté un buen desahogo, que se quite todo cabreo.

Jeff-Koons-magenta-balloon-dog-Quizás somos un experimento de una civilización avanzada, a la que se nos facilitó la energía eléctrica para ver hasta donde llegábamos produciendo, comerciando y enfrascándonos en artilugios.

O quizá somos una rama evolutiva camino de la extinción, mientras otra rama evolutiva más afortunada (¿el koala, el murciélago o la libélula?) proseguirá su ruta hacia la eternidad, aunque supongo que el premio será para alguna especie tan minúscula que el ser humano no haya podido aplastarla.

Mas bien creo que el ser humano adulto disfruta del mundo con la ilusión similar al niño que disfruta de los Reyes Magos sin saber lo que hay detrás. Quizá algún lejano milenio todo quedará desvelado pero me temo que no podré aplaudir el acto final.

No sé. Quede aquí esta reflexión simplona de vísperas de Reyes Magos puesto que paradójicamente, ahora que soy padre, es duro admitir que ya no soy niño, pero tampoco me siento Rey ni Mago.

Quisiera ser el mismo niño de hace tanto tiempo que no me quiero acordar, que con siete años se sorprendía de pedir por carta caligrafiada decenas de juguetes avanzados, para recibir al día siguiente –tras una noche de zozobra– material escolar (que no había pedido), un rompecabezas (como todos los años) y un coche teledirigido (teledirigido si se le ataba una cuerda y se remolcaba) y algo simple pero maravilloso: ¡dos tebeos del Capitán Trueno! 8719Quisiera ser ese niño porque así aprendí:

(1) que en la vida no todo lo que se anuncia y sueña se hace realidad (eso es madurar),

(2) que tenía que aprovechar lo que tenía (eso es sobrevivir),

(3) que la imaginación es valiosísima (¡vaya partido que saqué al coche teledirigido!) pero sobre todo,

(4) leía y releía aquéllos valiosísimos Capitán Trueno de forma frenética y gozosa. Viajaba, sonreía y soñaba con unos personajes de tebeo. Eso sí era magia de reyes.

En cambio, el 2020 llegó, y mis hijos de 10 y 12 años ya no creen en los Reyes Magos con lo que he salido perdiendo (era mas fácil culpar al trío de sus errores de entrega), pues los pequeños esperan (y parte lo consiguen) juguetes que no necesitan y que son como kleenex (usar y olvidar). Ellos no tienen sueños y necesidades de esos novedosos juguetes o regalos guays, sino que esas necesidades se las ha creado la publicidad, internet y el que “otros-lo-tienen”. Por algo comenté en su día lo de Juventud, divino tesoro… perdido.

Sé que la culpa la tengo yo, pese a que me esfuerzo por reorientar sus gustos, y soltarles numerosos discursos que envidiaría el abuelo Cebolleta.

Quizá mi malhumor con este ritual de regalos se debe a que no puedo recuperar mi propia ilusión de los Reyes Magos. Hoy ya talludito, podría comprarme para mi solaz, muchísimos cachivaches y regalos al gusto, pero creo que mi lejano e infantil placer con lo poco, simple y escaso, no volverá. Afortunadamente me queda el delicioso placer de esos fugaces momentos familiares, en pareja o con amigos (fugaces porque lo bueno pasa a velocidad de vértigo) que nos hacen sentir en armonía y paz. Esos momentos los hay, pero no los venden en los centros comerciales ni por Amazon… pero yo los he pedido a los Reyes Magos.

Childhood-dreams-adult-dreams

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