Decía Marco Aurelio, apodado el Sabio o el Filósofo, emperador del Imperio romano (121-180 d.C.) que somos mas fuertes de lo que creemos. La prueba es la situación de epidemia tal y como la vivimos.
Comenzó siendo una noticia del lejano oriente y acabó convirtiéndose en una pesadilla en Europa, y lo peor, que no se ve la luz del túnel, mientras que se pone a prueba el sistema de salud, la conciencia ciudadana, la credibilidad de los políticos, y sobre todo, el Estado del bienestar tal y como creíamos haberlo comprado.
Asistimos perplejos a las noticias, cunde el desasosiego, sufrimos por la impotencia de no poder evitar muertes y contagios, nos invade la incertidumbre del día después, la inquietante visión de todos los países afectados con gobernantes como gallinas sin cabeza correteando y tropezando…
Así y todo, en esta gravísima crisis sanitaria, la generosidad ha aflorado en forma de servicios de facultativos sanitarios, policías, transportistas, agricultores y más anónimos buenos samaritanos. En mi caso me he tropezado con un valiosísimo regalo, que no se puede adquirir con dinero: el apoyo de tantísimos amigos, conocidos e incluso desconocidos, que de forma espontánea, generosa y sentida me transmitieron palabras de ánimo al conocer mi contagio; esa palmadita, esa palabrita cariñosa, ese deseo de mejoría, esa voz del pasado que te anima en el presente., ese tweet o dosis de energía a través del email o redes sociales… son la mejor de las medicinas, la inyección de optimismo, el bálsamo para avanzar… Una sensación maravillosa que me hace sentirme inmensamente agradecido con todos y cada uno de los que me apoyan, y que me trae a la mente la frase final de La divina comedia:
L’amor che move il sole e l’altre stelle (Verso 145, Canto XXXIII, Paradiso)
El amor que mueve el sol y las otras estrellas, como expresión de la grandeza de lo divino y lo humano, de la dulzura que nos une a todos, aunque vivamos anclados en infiernos y purgatorios terrenales. Tenemos el deber de sentirnos humanos, vivos y solidarios en las catástrofes, en las epidemias y en lo que nuestro maltrecho planeta nos depara día a día.
En el terrible escenario que vivimos (repitiéndonos el mantra de «esto pasará»), se encarece el estoicismo filosófico, la actitud orientada a la serenidad, el autocontrol y a conocer la realidad, sin engañarse. Los estoicos, como el emperador Marco Aurelio, aconsejaban entrenarse para afrontar catástrofes, desgracias y enfermedades graves, por si llegaba el momento. Un consejo que daban era vestir algún día con harapos para sentir la pobreza, o dormir en la calle para sentir el frío, o ayunar para sentir hambre.
Hoy día hemos recibido una clase de estoicismo dulce, a machete. Y digo dulce, porque estar encerrado en casa con las comodidades, internet, suministros de comida y Netflix no es precisamente una cárcel.
Pero digo » a machete», porque hemos sufrido dos tajos en nuestra burbuja de felicidad.
La limitación de los movimientos, de elegir compañía, de viajar, de pasear.
Y la limitación de planificar porque el virus alevoso puede caer en picado y truncar nuestra salud, y la de los que queremos, en algunos casos fatalmente.
Por ello, bien está que aprendamos que podemos prescindir de muchas cosas y no pasa nada. Y además que valoremos lo que tenemos. De ahí que me permita traer a colación algunas valiosas citas de las Meditaciones de Marco Aurelio, que tienen gran actualidad:
Sobre la actitud vital:
- No actúes como si fueras a vivir por diez mil años. La muerte te acecha. Mientras vivas, mientras sea posible, sé bueno.
- Hace falta muy poco para tener una vida feliz; esta todo dentro de ti, en tu forma de pensar.
- Haz cada cosa en la vida como si fuera lo último que hagas.
- Cuando te levantes por la mañana, piensa en el privilegio de vivir: respirar, pensar, disfrutar, amar.
Sobre la actitud ética:
- Si no está bien, no lo hagas; si no es verdad, no lo digas
- El valor de una persona se mide por el valor de lo que valora
Sobre el respeto el bien común:
Aquello que no es bueno para la colmena, no puede ser bueno para las abejas.
Creo que son perlas para meditar, y que no seamos tan frívolos de dar carpetazo a esta lección de humildad y de hábitos sociales. Aunque para alegrarnos un poco, también está el humor de Mafalda que tiene su carga de estoicismo… y de cruda verdad:
Una reflexión genial!
Me gustaMe gusta
Ánimo, y gracias por transmitirnos serenidad. Gracias por ser instrumento humano para hacernos reflexionar.
Cuídese mucho, usted y su familia!!
Me gustaMe gusta
Gracias por su escrito. Le deseo una feliz y total recuperación.
Me gustaMe gusta
Gracias por amenizarnos la situación. Incluso enfermo es usted capaz de sacar lo mejor. Leerle me tranquiliza y me da fuerza. Le deseo de corazón que se recupere pronto.
Me gustaMe gusta
Aunque la procesión, me imagino, vaya por dentro, me daba la sensación de que iba a transmitir serenidad, humildad y autocontrol. Recupérese pronto y siga dando guerra. Le necesitamos como referente.
Me gustaMe gusta
Intuyo que eres una persona muy fuerte física y anímicamente por lo que sin duda, en pocos días estarás perfectamente, y esto es lo que deseo y deseamos todos los que te seguimos. Un fuerte abrazo
Me gustaMe gusta
Gracias por sus aportaciones, merecen una reflexión grande. Y ojalá se recupere pronto. Efectivamente, todos estamos en el mismo barco y tenemos que remar juntos.
Me gustaMe gusta