Reflexiones vigorizantes

¿por qué lo hacemos?

Nos pasamos la vida haciendo cosas. Al menos pensamos que vivir consiste en hacer cosas, cuantas más mejor, y sentimos pavor al aburrimiento, por lo que hacemos planes incesantemente, aunque Lennon nos dejó aquélla incisiva frase: “La vida es eso que pasa mientras haces otros planes”.

Son muchas “las cosas” que nos ocupan. Muchas más las que nos preocupan. Hemos de reconocer que hay numerosas cosas sobre las que no tenemos margen de decisión, bien porque nos permiten sobrevivir, debemos descansar o dormir, o atender nuestro sentido ético o de responsabilidad con los demás; por eso, solo somos dueños de nuestra vida en una pequeña porción de las horas de existencia (o dicho de otro modo, hay unas invisibles cadenas que derivan de nuestras obligaciones laborales, familiares, sociales o de la propia salud).

Fuera de ahí, el tiempo restante nos pertenece y aquí es donde cada cual lo emplea en lo que le place, o eso creemos.

Hay una escena de Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994) que me resultó inspiradora. El joven Forrest va corriendo, como es habitual en él, sin rumbo alguno, y pronto le acompañan y siguen otras personas: unos por curiosidad, otros porque creen que sabe el camino correcto, los que no saben donde ir, los que siguen la moda… El resultado es una legión de corredores tras Forrest Gump hasta que tras tres años largos, éste se detiene en mitad de una carretera y decide volver a casa.

Aquí está la escena para gozoso refresco de quien no la recuerde, antes de comentarla.

En la película, Forrest confiesa la razón de su interminable carrera cuando los periodistas le preguntan:

Tenía ganas de correr.

Me encanta esta respuesta. Nada de filosofías, mensajes iluminados o explicaciones eruditas. Con claridad y sin dejarse vencer por la presión mediática, Forrest responde la verdad: corría porque le daba la gana.

Lo comento porque a veces en la vida nos vemos obligados a dar explicaciones de nuestra conducta, cuando a veces ni nosotros lo sabemos.

Pero cuando los periodistas insisten, Forrest va más allá:

Pero por algún motivo, para la gente tenía sentido

Otro ejemplo sabio. Puede que no comprendamos las razones de los demás, pero debemos respetarlas.

Finalmente reflexiona para reconocer el posible motivo de su carrera sin rumbo:

Mamá siempre decía que tienes que dejar atrás el pasado, antes de seguir adelante. Creo que fue por eso que corrí tanto

He aquí algo esencial. No debemos quedarnos atrapados en el pasado, en nuestros errores, en aferrarnos al hábito. La vida está cargada de decepciones, rupturas amorosas, fracasos empresariales, accidentes, enfermedades, sucesos desagradables, lobos con piel de oveja, traiciones y sorpresas…

En palabras de la canción de Pedro Navaja, “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”, máxime en un contexto actual de intensa incertidumbre en todos los planos (salud, política, religión, amor, etcétera), y para sobrevivir a ese campo de minas que es el día a día hay que saber sobreponerse.

El que sea libre, que tire la primera piedra, y aunque tenga ganas de tirar la piedra al cretino que le perturba, mejor arroje la piedra y siga su camino, que el futuro lo escribe cada uno con sus decisiones.

Correr para dejar atrás el pasado, o para superar los sinsabores. Ese sentido metafórico invita a moverse para sacudirse la hojarasca, luchar para salir del pozo, perseguir nuevos objetivos que sustituyan los anteriores, adaptar metas, buscar ilusiones…

Nada impide que cambiemos nuestras prioridades con el tiempo. Nadie nos obliga a dar explicaciones por ello. Y nadie debe sustituirnos en nuestras decisiones. Ahora bien, no decidimos cuando no reflexionamos. No decidimos si actuamos impulsivamente. Es importante madurar las decisiones importantes e indagar tanto en nuestras razones íntimas para actuar como lo hacemos, como en las razones que pueden tener los demás.

Recuerdo la fábula del Rey que encontrando un enorme cráter o agujero con agua en el fondo, en su territorio y no teniendo herederos, ofreció la sucesión de su cargo a quien le díjese qué debía hacer con el pozo. Los candidatos fueron dando respuestas: «Taparlo», «Hacer un puente», «Usarlo de estanque», «Piscina», «Jaula de animales», «Lugar de visita turístico», «Construir un muro alrededor», «Trampa para los enemigos»… Ninguna respuesta convenció al rey hasta que un pastor le dijo: «¿por qué hay que hacer algo?; si conozco el por qué del rey, que valores le inspiran o que fines persigue, podré darle la respuesta adecuada.

Me gusta la moraleja de esta fábula porque ciertamente muchos nos precipitamos en nuestro juicio cotidiano, tanto al decidir cómo actuar (debemos conocernos mejor pues todos encerramos contradicciones), como al valorar a los demás (debemos hacerlo con empatía), y es sumamente importante esforzarnos en pensar en las razones que presiden cada decisión.

Lo temperamental, lo precipitado, el dar por hecho, son una gran fuente de arrepentimiento.

Vivimos nuestra vida y tenemos que vivir contra nuestras decisiones. Pues bien, que sean «nuestras» y que sean «decisiones». Admitamos que no siempre es así, y actuemos en consecuencia.

5 comentarios

  1. Ataca el terral malagueño. Fuego, asfixia y calor, mucho calor. Cómo se agradece un largo, pausado y bien paladeado sorbo de lectura de este refrescante, sabroso y nutritivo gazpacho de reflexiones vitales que es su vivo coleando.

    Aunque nuestro margen de decisión -para hacer o no cosas- sea limitado, pues gran parte del guion nos viene condicionado, la vida consiste en tomar decisiones. Son esas elecciones las que crean nuestra realidad, definen nuestra identidad, demuestran nuestra verdadera fuerza y, en definitiva, dan la medida de lo vivos -o no- que estamos. Si no tomamos decisiones, alguien lo hará por nosotros y, entonces, nuestra vida dejará de ser nuestra, pasará a ser la de otros, o, simplemente, vegetaremos.

    Para tomar decisiones de nada sirve regresar al ayer porque entonces éramos personas diferentes. Y de poco vale correr a lo loco en busca de pájaros, mariposas, frutos o flores pues de lo que se trata es de tener y cuidar tu propio jardín y que ellos vengan a ti. Por contra, aun sin haber reglas infalibles, a menudo las decisiones difíciles y las correctas suelen coincidir y dar nuestra talla real como personas. Veamos si no.

    EL HOMBRE Y LA PIEDRA (fábula de Fedro)

    Un día, Esopo pidió a uno de sus esclavos que fuera a los baños públicos y le informara si había mucha gente. Al llegar observó una piedra con la que todos tropezaban al intentar entrar. Uno a uno, tras chocar con la piedra, se daban la vuelta. Entonces una de las personas, antes de entrar, miró al suelo, se agachó y retiró la piedra para no tropezar. La dejó lejos, en una esquina, para que ninguno más se cayera. El esclavo entró entonces en los baños y echó un vistazo. Al regresar, Esopo le preguntó: Y bien, ¿había mucha gente?. Y él contestó:… No, solo una persona.

    Moraleja: previamente a dar la vuelta ante al primer obstáculo, utiliza la inteligencia para seguir adelante.

    LA PIEDRA (o como una misma realidad puede ser vista de forma muy diferente y provocar desenlaces totalmente distintos).

    El distraído tropezó con ella. El violento la usó como proyectil.
    El emprendedor, la empleó para construir. El campesino cansado la convirtió en asiento. Para los niños fue solo un juguete. Drummond la poetizó. David mató a Goliat; y Miguel Ángel extrajo de ella la escultura más bella…En todos estos casos, ¡la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre!

    No existe «piedra» en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento. Solo depende de la decisión que tomes.

    P.D. Me encanta y le agradezco infinitamente que escriba tanto, con tanta variedad, profundidad y pasión. Me ayuda a ver, reflexionar y disfrutar MAS y MEJOR.

    Le agradezco, y siempre agradeceré, su enorme generosidad y extrema paciencia para con todos, incluyendo a quienes de su regalo hacen un problema y una excusa perfecta para la crítica (artificiosa, gratuita o maledicente), el intento de daño o el falso conflicto. Aunque no sea su intención, lo acabo de comprender, le hacen más grande y más fuerte.

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