Para muchos viajar consiste en transportarse hasta el lugar de destino, arrojar las maletas en el hotel y considerar las visitas culturales como un tiempo muerto entre dos almuerzos. Y sobre todo, poder contar al regreso que se ha estado allí, aunque se haya visto mucho y aprendido poco.
Un viaje a otro país es un acto vital muy importante. En primer lugar, supone salir de la rutina y abrir la mente a otra cultura. En segundo lugar, cuesta dinero y no están los tiempos para tirarlo, sino para aprovecharlo al máximo. Y en tercer lugar es una inversión que nos acompaña en tres momentos: al soñarlo y anticipar el viaje; al viajar y experimentarlo; al regresar y recordarlo. De nosotros depende que ese viaje, en sus tres dimensiones, sea un tesoro o una pesadilla.
Aunque no es lo mismo un viaje de luna de miel que un viaje de fin de estudios universitarios, ni un viaje de negocios que un viaje deportivo, hay diversos consejos que pueden ser muy útiles para sacar el máximo partido al viaje a otro país.
Veamos catorce consejos o técnicas.
1. Planificar estratégicamente el viaje. La improvisación es bienvenida en todo viaje, pero la ruta principal, puntos clave y calendario deben estar trazados de antemano. Las sorpresas y los contratiempos son estresantes y pueden arruinar un estupendo viaje. No se trata de contar con guías turísticos que nos lleven como un perrito faldero, sino sencillamente tener claros los objetivos y ajustarlos al tiempo disponible.
La planificación es laboriosa y global. El dinero disponible es crucial. Tampoco hay que olvidar el jet lag si el viaje en avión es largo, como también hay que fijarse donde está cada hotel o alojamiento en relación a lo que se desea visitar.
Y por supuesto, debe consultarse el clima en esa época del año: es triste perder tiempo comprando ropa mientras se tirita o suda con cara atribulada.
También resulta obvio, pero hay que decirlo que no sería el primer pasajero que se queda en la frontera al no tener en orden el pasaporte, visados o documentación identificativa. Ni el primero que vuelve con una enfermedad por no haberse vacunado o similar.
Muy útil es la aplicación TripAdvisor que permiten acceder a opiniones de hoteles, restaurantes y actividades. También Google Maps puede mostrar distancias y lugares y poder organizar el tiempo y el espacio.
2. Viajar con lo necesario. No somos caracoles para viajar con la casa a cuestas. Pocas maletas y ligeras de peso. ¡ Hay que dejar espacio para las compras! Y procurar arrastrar el menor peso posible.
3. Viajar con la compañía adecuada. Un viaje maravilloso puede estropearse si la compañía no tiene los mismos gustos. Hay personas que les gusta la vida nocturna y otros diurna, unos priman lo gastronómico y otros lo cultural, otros disfrutan paseando y otros odian caminar, unos roncan y otros son sonámbulos… Hay que pensar en el compañero de “celda” antes de emprender el viaje pues puede convertirse en una “condena”.
4. Familiarizarse con el lugar de destino. Google está ahí, con otros buscadores de internet, para ofrecer anécdotas, lugares interesantes, trucos y soluciones para posibles encrucijadas en el país a visitar. Y por supuesto las agencias de viajes son una valiosa fuente de información. Sin olvidar guías y revistas de viajes. Unos euros pueden evitar la costosa experiencia de aprender metiendo la pata o despilfarrando el dinero. ¡ Cúantas novatadas paga un viajero por no haberse informado antes!,¡ Cúantos cuentan a su regreso cómo fueron engañados por unos guías o perdieron tiempo o fueron víctimas de su propia torpeza!
¿ Que en ese país se cae internet cada poco?,¿ Que no aceptan pago con tarjeta?,¿ que los horarios de almuerzos son caóticos?, ¿Qué no hay pan en las comidas y el alcohol está prohibido o es prohibitivo?, ¿Qué los Museos eran gratis el día anterior al que los visitamos?
5. Contactar con algún amigo o vecino que haya efectuado el viaje al mismo lugar. Sus consejos y advertencias serán muy útiles. Alguien como nosotros, con similares hábitos y cultura, podrá indicarnos sus reacciones y sorpresas, y hacerlo con claridad y sinceridad.
6. Leer novelas o poesía ambientadas en el lugar de destino. Incluso pueden leerse en tiempos muertos en el curso del propio viaje. Leer un relato o novela traslada al lector al espacio, con sus olores, personas y situaciones. Cuando se visite el lugar, el cerebro automáticamente activará la memoria y creará sensaciones y emociones especiales. Lo leído y lo vivido se tejerá como algo único, muy plástico y siempre recordado.
7. Aprenda de la cultura del país. No se puede ir a la India sin conocer algo del sistema de castas, su visión de lo sagrado, un toque budista. Si se visita Italia sin unas nociones de arte, es como almorzar carne de buey en croquetas. La torre Eiffel es algo más que un andamiaje de hierros y el Sena tiene muchas anécdotas que ofrecer.
En particular hay que saber lo que los ciudadanos del país consideran grosero u ofensivo en su cultura para evitar situaciones incómodas.
8. Fije sus propias prioridades. Está muy bien que un vecino o amigo le recomiende algo, pero está mejor que habiéndole escuchado con atención, usted decida por sí mismo. Un viaje suele ser un pedacito de tiempo que cuesta mucho dinero para disfrutarlo, de manera que el tiempo hay que emplearlo cuidadosamente. Si se visita el estadio Maracaná quizás se perderá una Iglesia. Quizás visitemos un Museo de muñecas que nos importa un bledo por la insistencia de la suegra.
9. Aprender el sistema de transporte interno. El funcionamiento de autobuses, trenes o aviones. O alquiler de vehículos. Su pago y condiciones. Ahorra tiempo y evita sorpresas.
10. Aprender unas nociones básicas del idioma, o de la jerga local si es el mismo idioma. Especialmente útil es saber decir “ No entiendo”, “Gracias” y “por favor” en el idioma o dialecto local. Sacarán de muchos apuros.
11. Afrontar siempre la experiencia de lo nuevo, aunque en nuestro país no nos interese. Estar abierto a lo inesperado y lo espontáneo. Una oferta de un guía local, un folleto entregado en un mercado.. ¡ Quién sabe lo que hay detrás!. Un viaje sin aventura no es viaje: es pasear por la cinta transportadora de un aeropuerto.
Las mismas cosas en otro país pueden ser diferentes ( el café, las iglesias, los museos, etc).
12. Contactar con los lugareños y nativos. Así se respira la inquietud de la ciudad y se conoce el país. Escucharles, ver como visten y captar su confianza. Eso es visitar un país a través de sus gentes.Se aprende mucho trabando conversación con el conserje del hotel, o con el vendedor callejero o incluso del desocupado que nos mira con curiosidad.
13. No pierda ocasión de registrar la experiencia: fotos ,vídeos, un diario… y para eso hay que llevar a punto el equipo ( baterías, cargadores, lápices, cuadernos de notas,etc)Aunque se piense que siempre se recordará, la memoria es perezosa y si día a día se plasman unas pinceladas de las experiencias, contaremos con un valioso testimonio de nuestro puño y letra. Inolvidable y vivo.
14. No perder optimismo ante la adversidad o los contratiempos. ¡ Está usted en viaje de placer!. Y si hay problemas, tenga la seguridad que algún días los contará en una reunión con viveza y sonrisas. No deje que las sorpresas arruinen su viaje soñado.