Viajes

Como sobrevivir a las vacaciones: disfrutar y evitar el estrés

como disfrutar sin estrés  Las vacaciones se ofrecen como un espacio de tiempo idílico que supone compensar la maldición bíblica ( » ganarás el pan con el sudor de tu frente») mediante un tiempo de holganza, en que se cobra el sueldo pero no se trabaja.

Sin embargo, el panorama de las vacaciones, como muchas comidas de restaurantes caros, se paladea antes y mejor que durante la ingesta. Y es que pronto nos damos cuenta de que lo soñado a veces supera lo vivido. De ahí la conveniencia de tomar algunas precauciones para evitar que las vacaciones se conviertan en un infierno o en que regresemos al trabajo mas cansados y hastiados que antes. Veamos las claves para disfrutarlas, una vez que hemos evitado las sorpresas y desasosiego de los viajes mal planificados.

1. Ser realista.

Nada de cargarnos de libros, películas, cursos de idiomas y todas nuestras ambiciones con la esperanza de vencerlos en las vacaciones. Las vacaciones son para descansar y aunque el descanso activo siempre es positivo, hay que ser realistas y no acometer bocados muy grande.

Si incluimos pequeñas metas, la satisfacción será mayor que si regresamos frustrados.

2. Desconectar el móvil y no llevarse la tableta ni el ordenador portátil.

como disfrutar sin agobioEs difícil, pero si la esencia de las vacaciones es «desconectar» …¿ por qué insistimos en seguir colgados de problemas?. Estemos tranquilos. Las buenas noticias corren y las malas vuelan, y no necesitan tecnología.

3. Hacer balance y reflexión del pasado inmediato con benevolencia.

Las vacaciones no son para rumiar venganzas, para fustigarnos con fracasos o para maldecir a Dios por nuestras desdichas. Las vacaciones son tiempo de reconocer errores o situaciones negativas, si las hay, y encararlas con optimismo.

4. Darse pequeñas e íntimas alegrías.

Una de las pequeñas alegrías que pocos aprovechan es dejar la mente libre y perdida mirando el cielo luminoso, la noche estrellada o sencillamente, permanecer callado. Hay que tomarse tiempo para ser uno mismo: meditar, escuchar melodías o dejar sin riendas la imaginación.

Las vacaciones son el «yoga» del proletario, que le permiten encontrarse a sí mismo.

Otras pequeñas alegrías que siempre funcionan son darse pequeños caprichos.

 La alegría primaria consiste en huir del despertador y de agendas. Todos los planes ( playa, montaña, museo, juegos , deporte ,etc), deben ser flexibles y deslizantes. No vinculantes.

 La alegría secundaria radica en darse pequeñas libertades a la dieta: un helado, una carne braseada, un buen vino, un buen plato de legumbres, etc. Siempre en su justa medida, pero darse una alegría al instinto alimenticio.

 Y por supuesto que las visitas a los restaurantes garantizan momentos placenteros, siempre que no nos dejemos llevar por la improvisación y teniendo en cuenta los sutiles engaños que algunos restaurantes dispensan a los comensales ocasionales.

 La tercera vía para la alegría supone atender las propias prioridades, y tomar las propias decisiones, sin condicionantes. Si quiere estar solo, habrá que buscar la soledad; si quiere hacer deporte o leer un libro, no deje que la situación familiar, vecinal o laboral le encadene. Nuestras vacaciones son para nosotros, no para «los otros».

Una cuarta fuente de alegría es el goce sexual, en todas la dimensiones y según la edad. Relajarse, aliviarse, holgar con la pareja, mirar con frescura la belleza que nos rodea, avivar las fantasías…. la mente suelta para demostrarnos que estamos vivos y que somos capaces de sentir y desear.

 La quinta fuente de alegría radica en las tertulias. Las vacaciones no son para hibernar como un oso ni para permanecer encerrado en una celda de aislamiento. No hay como conversar, con mayor o menor intervención ( hablando o escuchando) con amigos o conocidos en torno a un mantel, una mesa o paseando. Se trata de cambiar impresiones y arreglar el mundo, arreglar nuestro mundo, desahogarnos o liberar nuestro ingenio… Sin formalismos, sin rigidez. La espontaneidad y la comodidad del auditorio es una fuente de satisfacción inenarrable. No hay como una charleta vacacional para formarnos y aprender sin guión ni rutina.

 Además es buen momento para practicar en evitar los errores habituales y conseguir ser un buen conversador.

La sexta puerta al placer vacacional radica en dejarse llevar por la espontaneidad e intuición. Hablar de manera ocasional con otras personas, sin buscar nada a cambio; reírse más, vestir como le place y no como marca la etiqueta,

 5. Dejar de hacer cosas triviales que recortan el tiempo y que pocos valoran. Para algunos estar de vacaciones es sinónimo de estar libre, y dispuesto a admitir pequeñas labores, recados o esfuerzos. Nada de eso. Cerrado por vacaciones.

 En cambio, es hora de acometer algunas actividades naturales que liberan endorfinas y proporcionan placer sano.

6. Aceptar que en vacaciones la coexistencia con familiares y/o amigos a tiempo completo puede generar problemas y tensiones.

La tensión se genera tanto si se cuenta con pareja y familia , como si se toman las vacaciones en compañía o grupo, ya que hay un desgaste en la coexistencia de personalidades y hábitos.

Hay que asumir este coste de las vacaciones.vacaciones en familia

7. No ser prisionero de compromisos de otros. Pocos compromisos, que lo merezcan y por poco tiempo.

Las vacaciones son para disfrutarlas y si nos visitan parientes, amigos, conocidos, pues son bienvenidos pero eso sí, que su agenda no condicione la nuestra. Y por supuesto, la regla de oro clásica: » Cualquier invitado que está más de dos días, como el pescado, empieza a no ser agradable». Mas vale decir una vez que No ( y ponerse rojo) que decir Sí ( y ponerse cien colorado, mientras nuestras vacaciones son secuestradas en nombre del compadreo de visitantes abusadores).

8. En definitiva, se trata de aparcar el estrés y quererse a sí mismo, y transitar por alguno de los muchos caminos hacia nuestra autoestima. Las vacaciones son para vivirlas y no para exprimirlas…ni para que nos expriman: dejarlas fluir con el reloj a cámara lenta.

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