A veces nos encandila visitar Parques Temáticos o Museos de arte extravagante, o peregrinamos hasta lugares remotos para contemplar paisajes u obras artísticas de placer efímero, o costoso o con aglomeraciones.
Pues bien, me gusta compartir los hallazgos y debo comentar que he descubierto un Museo de Fauna Salvaje maravilloso. Cercano, barato y con buen gusto. No es una visita a un Zoo. Tampoco un Safari. Es algo distinto pero quizá mas cercano y gratificante. Nada menos que posiblemente el mayor Museo Zoológico de Europa y está en un lugar recóndito y paradisiaco.
Pasen y vean.
1. Se trata del MUSEO DE LA FAUNA SALVAJE de Valdehuesa, en la provincia de León, que da a conocer la fauna del mundo y debido a la filantropía del Doctor Eduardo Romero Nieto, zamorano que fue coleccionando las piezas y por su generosidad los donó para su exposición y divulgación general, ubicándolo en el pueblo de su esposa. Fue inaugurado en el año 2004 y apoyado por la Diputación de León, Ayuntamiento de Boñar, Universidad de León, la Junta de Castilla y León y la Confederación Hidrográfica del Duero.
2. Consiste en una edificación de planta baja y funcional ubicada en una loma en un entorno de montañas y vistas al valle, cerca del pantano del Porma, próximo a Boñar. Está delimitada por muros y en su interior pueblan bellísimas esculturas de animales autóctonos en actitud natural.
3. El Museo consta de 25 salas donde se exhiben más de 8.000 especies de animales. No son animales vivos pero lo parecen.
Son animales disecados pero con una vitalidad y artesanía primorosa. Taxidermistas de primera. Los animales están ubicados en su ecosistema y organizados por Salas según los continentes de origen y en actitud vital: cazando, descansando, alimentándose, trepando, holgando… No son animales vivos de un Zoo que deambulan en la lejanía tras unos fríos barrotes. Son animales que podemos ver a escasos palmos de la nariz y cuyos ojos, dientes y gestos demuestran vitalidad.
Pueden verse grandes mamíferos, felinos, primates, reptiles, aves, insectos, etc. Resultan llamativos los gorilas, orangutanes, osos panda, yaks, jirafas, rinocerontes, leones… Pero también las ardillas, las águilas, los tucanes, las serpientes… Por si fuera poco cada escenario animal está decorado con paisajes propios de su entorno natural y con árboles, arbustos, rocas o agua que dan una impresionante sensación de cercanía; además ayuda la temperatura de las salas para facilitar la sensación de calor en el desierto o de frío polar, o humedad de la selva.
4. Además hay una amplia e impresionante Sala con osamentas y esqueletos de todo tipo de animales con detalladas explicaciones de analogías y diferencias entre los vertebrados. No son fósiles. Son esqueletos completos realizados en escayola o material plástico para su examen directo.
5. Un detalle que no debemos desdeñar. Visita cómoda. Escasísimos visitantes. Poca o nula cola, lo que permite avanzar calmosamente por las estancias. El precio muy asequible y los menores de seis años no pagan. Además los empleados amabilísimos, con explicaciones y atenciones de buen grado (lo que es un valor en los tiempos que corren). Si se desea pueden escucharse unas audiograbaciones que guían por las salas con explicaciones. En el exterior de la ruta de visita, sin salir del edificio, figuran varios escaparates de aves de distinto colorido y situación, y enfrente nada menos que una jauría de lobos en pose de cacería frenética sobre unos venados. Tampoco faltan osos pardos en actitud soberbia.
Y cómo no, una tienda de artículos vinculados a los animales para su adquisición por los visitantes. Una tienda amable y nada agresiva para llevarse un recuerdo.
6. Pero todavía no termina el asombro pues en los bajos del Museo nos aguardaba la amplia y cuidada exposición de entomología, con infinidad de recipientes, urnas y paneles de arañas, insectos, gusanos, cucarachas… Todos ordenados, con explicaciones y ofreciendo una fuente de colorido y vida maravillosa.
7. Al finalizar la visita y ya en el exterior, se contemplan los picachos, nubes y bosques y se comprende la grandeza de la naturaleza.
En el exterior sin esforzarnos en mirar mas allá de la valla, pudimos observar varios jabalíes retozando y un bisonte. ¡Increíble!.
8. Finalizada la visita en el pueblo de Valdehuesa, a escasos quinientos metros del Museo, dos restaurantes típicos estupendos. Solo puedo hablar bien de uno de ellos por propia experiencia aunque las referencias que me han dado del otro son estupendas.
En el restaurante “El Venado” pudimos disfrutar de otro “museo” pues cuenta con una decoración artesanal magnífica, en madera y buen gusto, con infinidad de especies disecadas; y lo mejor de todo, un menú de caza por 20 euros delicioso y abundante, junto a raciones de todo tipo y precio asequible, servido por un hostelero atento y con gracejo.
En suma, como el buen tiempo acompañó, no puedo menos de ser agradecido y recomendarlo para una visita porque me temo que se hace poca publicidad del sitio pese a que son lugares maravillosos para aprender y asombrarse.
Una visita obligada para curiosos y amantes de la naturaleza o incluso para quienes no la aman, que seguro que cambian de opinión tras la visita.
Aquí está el enlace del lugar para mayor y mas precisa información.
Y aunque ya me ocupé de las 40 cosas gratis para disfrutar un fin de semana, a veces hay cosas que ofrecen tanto por tan poco que resultan casi gratis. Insisto, el lugar equidista de León y Oviedo a poco mas de hora y media.
¡Buenas vacaciones, amigos!
Muchas gracias por compartir sitios así lo encontré de casualidad y me a encantado…queda apuntado para una escapadita con mi familia.
Se pueden hacer fotos en las salas???
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Creo que sí
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