El comer es un placer Hábitos saludables

El timo de la etiqueta o la manipulación por la ciencia (MacScience)

fradudesEs curioso que nos cautive el anuncio de una conocida multinacional de electrodomésticos apelando a nuestra vanidad (“Yo no soy tonto”) y sin embargo, somos tan cándidos que nos dejamos engañar en la cesta de la compra día a día, no sólo en el precio sino en lo que compramos, pues la manipulación comercial se ha sofisticado con etiquetado confuso y de referencias científicas o pseudocientíficas que nos confortan como una versión actual del timo de la estampita, o de la etiqueta.

La sociedad nos ha enseñado a buscar nuestro rol profesional y nuestro nicho educativo. Nos encauza hacia una profesión y frecuentemente fuera de ahí “échate a dormir”. Eso explica que existan abogados que ignoran porqué sube y baja la marea, y oceanógrafos que desconocen quien designa a los miembros del Tribunal Constitucional, o matemáticos que no saben que la piorrea no es una enfermedad venérea, como médicos que desconocen como orientarse de noche con la estrella polar.

No se trata de ser un hombre del renacimiento. Tampoco de confiar en Wikipedia o en las posibilidades de la web. Ni puede aducirse el ahorro de neuronas porque si no se utilizan se encogen y oxidan.

Se trata solamente de mantener cierta curiosidad intelectual. Un afán de conocer el porqué de las cosas. Ese conocimiento aparentemente inútil puede que aflore cuando menos se le necesita y que solucione problemas graves en el futuro, sin olvidar el goce intelectual de avanzar en conocer mejor el planeta y sus reglas. Con el conocimiento viene la tolerancia y la humildad con respeto al criterio ajeno pues pueden existir distintas razones y conductas tan legítimas como las que poseemos.

Además tal curiosidad intelectual se hace perentoria cuando se trata de alimentarnos pues los fraudes acechan.

1. Viene al caso por la lectura de la entrevista a José Antonio López Cerezo, Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia quien expuso en Oviedo que

Su vida cotidiana es muy importante como votante, como consumidor, como usuario… La gente tiene muchos roles en su vida y algunos de ellos se ven enriquecidos si podemos llevar esa información científica al día a día. Por ejemplo, cuando entra a un supermercado donde toma muchas decisiones de compra. (…) Conocer la ciencia también es un antídoto contra lo que llaman la McScience, la ciencia comercial. Fíjese en la gran cantidad de mensajes publicitarios que recibimos cada día que hacen uso de la ciencia, como los cosméticos, muchos de ellos con el único fin de vender un producto, en ocasiones de forma fraudulenta. Estar familiarizado con la ciencia te hace ser más cauto para que no se nos de gato por liebre.

2. Me encanta que aluda al mundo de los cosméticos donde la publicidad hace estragos en los consumidores de buena fe. A veces se anuncia su pintoresco origen en baba de caracol o con extracto de testículos de iguana. Otras se aduce que está “científicamente testado”, pero ni sabemos que entidad, protocolo ni resultado. En otras, que “no contiene cerulina”, aunque esa sustancia no la contiene ningún cosmético. O sencillamente se pone el anclaje más simple que el trapo que se agita para la captura del pulpo (se aferra ciegamente), y que consiste en anunciar el cosmético por unas damas bellísimas y que lo son aunque no se maquillen o se embarren, con una música suave o contexto paradisíaco, como si el cosmético en la piel fuese el primer plazo para la felicidad material.

mozar3. De ahí, el interés general en saber leer las etiquetas de los productos y saber leer entre líneas de las referencias científicas.

Por hoy nos bastaría con saber que nuestra atención se focaliza en las estanterías superiores del supermercado (donde los hipermercados ponen frente a los ojos del consumidor el producto al que quieren dar salida o con mayor margen de ganancia); en que asociamos el producto a las virtudes de quien lo anuncia, por lo que si Fernando Alonso come esas aceitunas negras debo apresurarme; en que una fotografía del producto del envase no garantiza su fiel reflejo (como prueba examinen las fotos de las latas de mejillones, almejas o pulpo, y verán que los envases rivalizan como si fuere un concurso de fotografía de modelos submarinos); en que nos perdemos ante el zoco de oferta (examinen las estanterías de chocolates, y lean porcentajes, trazas de chocolate, componentes, virtudes… y se verán cautivados por el envoltorio de un mundo de energía, cacao y trópico).

A veces leemos complacidos “Sin conservantes ni colorantes” y no nos percatamos de lo principal pues el porcentaje del producto apetecido, ternera o arroz, es ínfimo; o leemos “carne tierna y jugosa”, pese a que puede ser así para nuestro perro pero no para el abuelo; o alude a “ingredientes naturales”, pero no identifica cuales ni proporciones.

4. Y como recordaba el poeta, que se hace camino al andar, pues dediquemos diez minutos a aprender algo tan elemental como que el pan integral no adelgaza (tiene fibra pero no adelgaza); que el panga es tan limpio y barato por alguna razón inconfesable (los gatos son muy limpios pese a callejear); que no todo el marisco es igual en sabor y precio y hay curiosidades utilísimas que nos convertirán en expertos; que no es lo mismo el atún que el bonito del norte; que las nueces francesas y las de California hablan distinto idioma de sabor por algo; que hay paté de ciervo que seguramente es cerdo disfrazado; que los bífidus y activias no son algas marinas pero tampoco medicamentos; que existen edulcorantes naturales y sanísimos, de eficacia endulzante  y no tan perniciosos como el azúcar; que los tomates de pueblo y los pollos de caleya no saben igual que los del supermercado por razones objetivas; que el código estampado en los huevos nos dice el tipo de crianza de la gallina y el lugar de origen; que hay  asesinos alimenticios silenciosos acechando, etc.

5. Por eso hay que dominar la jerga nutritiva: trazas, extracto, jarabe, conservantes, etc, e incluso la geografía (¿almejas de Bolivia?), o matemáticas (llevando tres latas de la oferta en envase de cartón, dos pequeñas y una grande, la cuarta se reduce un 15 por ciento ¿?), o física (¿costillas a la leña es lo mismo que rociado de humo de madera?), o idiomas (¿algo es light porque tiene tiene luz o por tener solamente un 1% menos de grasa que el producto normal?).

En fin, que el castizo “ojos que no ven, corazón que no siente”, no vale para la salud pues reina mas bien “cabezas que no saben, salud que se resiente”.

3 comentarios

  1. Sr. Chaves, dice usted (textualmente) : «La sociedad nos ha enseñado a buscar nuestro rol profesional y nuestro nicho educativo. Nos encauza hacia una profesión y frecuentemente fuera de ahí “échate a dormir”. Eso explica que existan abogados que ignoran porqué sube y baja la marea, y oceanógrafos que desconocen quien designa a los miembros del Tribunal Constitucional, o matemáticos que no saben que la piorrea no es una enfermedad venérea, como médicos que desconocen como orientarse de noche con la estrella polar.»

    Da la impresión de que estaba pensando en usted mismo como ejemplo : el primer «porqué», «quien (designa)», «como (orientarse)» … Tres flagrantes errores de acentuación en un solo párrafo. Y eso que la lengua no es precisamente astronomía para un jurista. Sr. Chaves, no se eche a dormir, que algunos queremos aprender de Derecho de usted, y para eso sobre todo hay que leer.

    Hasta pronto.

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    1. Pues así es la vida: de todo se aprende y todos cometemos errores, pero como jurista me aplico la atenuante de urgencia, medio tecnológico y sobre todo tecleo en un Alvia en el móvil, pero además soy de los que piensan que si el mensaje llega no nos quedemos en la hojarasca ( un tal Juan Ramón Jiménez lo decía sobre la j), y ya pondré mas cuidado cuando me presente a la Real Academia o a un premio literario. Un saludo

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  2. Como se que eres un ávido lector, te paso la referencia de un libro que tengo pendiente de leer y que está muy relacionado con el tema de este post:
    http://www.edicionescalamo.es/libro/vamos-a-comprar-mentiras/
    Su autor es un autor de un fantastico blog sobre ciencia:
    https://scientiablog.com/
    Enhorabuena también por tu blog, donde desde el mundo de ‘los de letras’ se defiende un conocimiento cientifico que toda persona curiosa debería tener.

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