Leo al psicólogo Rafael Santandreu y me encantó lo que dijo sobre la “ananda” que es un término hindú que quiere decir “alegría sin causa”.
Me encantó eso de estar alegre porque sí pues encierra algo que solo la madurez y la experiencia me han enseñado. Que vivir es un regalo. Que las cosas pequeñas son fuente de alegría.
Ya sé, ya sé que está usted pensando que son tópicos de libros de autoayuda, pero dejan de ser tópicos para ser valiosa enseñanza cuando nos lo alumbra la cosecha de la experiencia de esfuerzo, desengaños, competencia y varapalos de la vida.
Alegría sin causa. Bellísimo. Es el momento en que cada uno deberíamos preguntarnos cuando fue la última vez que nos sentimos realmente felices, sin localizar la causa en un éxito terrenal (competitivo, profesional, afectivo o económico).
Mire a su interior. ¿Cuando se levantó por la mañana y se dijo para sí eso de “la vida es bella”?.
Piense que no es lo mismo sentir que “la vida me sonríe” que decir “la vida es bella”.
La vida sonríe cuando somos afortunados y el azar y las circunstancias externas nos regalan buena salud, dinero, amor o amigos.
La vida es bella cuando nos sentimos afortunados porque nos sentimos vivos.
Ya comenté que somos un ratoncito en el universo. Y eso es motivo de alegría para el ratoncito, no lo duden.
Mi pensamiento favorito para insuflarme dosis de vitalidad es pensar que han sido necesarios 15 mil millones de años de vida del universo para que lo que nos rodea sea como es; dos millones de años para que un homínido que fue mi antepasado remoto, se levantase; tres mil años de “sangre, sudor y lágrimas” de sabios, guerreros y artesanos, para contar con una civilización que merezca tal nombre; unos fogosos minutos de nuestros padres para propiciar el embrión que una vez fuimos, con la misma probabilidad de que un águila real nos arrebate el pincho de tortilla en la terraza de un bar; y sobre todo, se nos ha lanzado al tablero de la vida en un tiempo en que el mundo no es perfecto pero somos dueños de las cartas de cómo orientar nuestra libertad y esfuerzo.
Además, tenemos la suerte de que tenemos unos sentidos y una mente para jugar con todo, para saborearlo todo, y lo mejor, para ser los que marquemos el rumbo de nuestro destino.
Podemos decidir en que ocupar el tiempo, en qué formarnos, qué pensar, con quién relacionarnos y dónde estar. El mundo es un menú buffet a nuestra disposición. Y como no aprovechemos el tiempo, la oferta caduca.
Y habrá problemas, muchos y graves, pero si no alimentamos nosotros nuestra propia autoestima, sino sacamos fuerzas de nuestra propia convicción personal para seguir adelante, nada lo conseguirá.
Si no somos consciente de todo eso para ser felices es que somos egoístas, tontos, o ambas cosas. Por eso, comencemos por asimilar y rumiar esa frase hindú, ananda “Alegría sin motivo”. Y para ayudar, sonriamos. La sonrisa es la mejor carta de recomendación que tenemos.
Nada ayuda ir por la vida, como dice un amigo extremeño, con cara de perro mal almorzao.. y alguno me cruzo cada día, pero no me borra la sonrisa.
Incluso alegra no permitir que nadie te estropee el día. Así que dejémonos llevar por los hábitos de las personas alegres.
Eres genial, aparte de un jurista extraordinario eres el mejor de los psicólogos. Sin duda que vivir es un regalo y si además disfrutas de salud, no nos podemos quejar. Ánimo a todos y a esperar que esos «apocalipsis» que todos tenemos pasen cuanto antes. Muchas gracias por esa inyección de moral.
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Que facil y que bonito
Ser feliz porque cada mañana elijo y siempre opto por ser feliz
Gracias por recordarmelo
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Un encanto!
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Por favor vente un día a Extremadura a deleitarnos con tu presencia y sapiencia, tengo tantas ganas de conocerte. No conozco a nadie que me sorprenda día tras día y que me enseñe tanto.
Gracias por lo que cultivas
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Gracias, Carmen. Es gratificante ser útil. Creo que en Octubre iré por esos preciosos lugares y lo avisaré en el blog
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Una tortilla, una copa de vino, un brindis a la vida, la inmejorable compañía de un amigo, una franca sonrisa, un pellizco de felicidad ganado al tiempo. Con una sola imagen lo has dicho todo.
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Lo de la sonrisa está bien, sobre todo para los feos, ya que nos mejora el aspecto.
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Totalmente de acuerdo : feo pero simpático!!! Damos mucho juego.
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Hola gracias por esa reflexión,
Porque será que las personas siempre tendemos a la tristeza y la insatisfacción, porque cuando tenemos aquello deseado que tanto esfuerzo nos ha costado pierde ese valor, es como si nunca quisiéramos ser felices o solo algunos ratos y siempre hacer las cosas o sentirnos como creemos que nos tenemos que sentir pero no realmente como nos sentimos. Es la complejidad de la mente y hay que dominarla y no dejar que ella nos domine.
Saludos
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