Cada día que pasa me cruzo con personas de mi edad que cada vez se parecen menos a como eran cuando los conocí. Mis compañeros de colegio, de Facultad, de adolescencia y madurez parecen haber cambiado de piel como las serpientes, como si cada persona evolucionase y mutase físicamente en varias etapas dentro de una sola vida.
Lo que nos resistimos es a aceptar que también nosotros hemos cambiado. La melena se esfumó, el azabache del cabello ha trocado en blanco, la masa muscular es mas masa que músculo, nos cuesta mas doblarnos y volver a enderezarnos, resoplamos con mas facilidad, las digestiones son mas pesadas, la memoria nos gasta bromas pesadas, nuestras creencias se resienten …
Y para que no se nos olvide este tránsito, están dos fiscales implacables. El espejo que nos mira cada mañana, y las malas noticias de dolencias o percances que sufren los que nos rodean. Además, los medios de información dejan la sensación de que todo sucede mas rápido, mas sorprendente y más incontrolable.
En este contexto y percepción, tomo el café casi diariamente con un buen amigo y como telón de fondo sobrevuela aquello de que ya sabemos el final de la película y que ya no somos los protagonistas sino extras. Pero lo peor no son los cambios físicos, sino caer en la apatía. En la pérdida de ilusiones o sueños. En el malestar emocional.
Para combatir este cambio de actitud mental me atrevo a sugerir dos claves.
La primera es perseguir objetivos modestos y a corto plazo, especialmente esas pequeñas cosas que siempre hemos aplazado por esos becerros de oro del trabajo exitoso, o mayor dinero y poder terrenal. Es hora de ser microambicioso y de pasar de ser extra a ser director de la película de nuestra vida, ya sea un corto, o película serie B, sin que nos importe quien la verá. ¡¡ No podemos dejar de rodar ese cortometraje !!.
La segunda clave es rodearse de personas con quien contar y para las que cuentas realmente, y esa condición la confirmas de ese puñadito de familiares, amigos o pareja que no solo te felicitan de tus éxitos sino que escuchan tus problemas o sintonizan con tus tiempos duros… y siguen ahí.
Personalmente he asumido que, por mucho que me queje, los de mi generación estamos viviendo lo que nos parecerán buenos tiempos cuando los hayamos dejado por otros peores. Y por eso me siento cómodo y feliz pese a la melancolía, que como la canción del hombre del piano, «sabe a derrota y a miel».
¡Ah! Anoto otro día en el cuentakilómetros… Y aunque cada vez es mas difícil pasar la ITV clínica…mi carrocería aguanta aunque la mente no tanto… a juzgar por estos delirios.
Vivo y Coleando 
Gracias por avisar…. Y como dice Alberto Cortez, «camina siempre adelante» y «vuela bajo», esto lo decía Facundo Cabal.
En fin, hasta en las citas se ve que ha pasado el tiempo.
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A mí el paso del tiempo, lo que significa, lo que supone, lo que convierte en realidad… siempre, siempre me ha dado mucho que pensar…
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Estimado doctor, no suelo intervenir comentando pero si te quiero felicitar porque no se que blog me resulta mas practico personalmente, si el administrativo o este introspectivo. Los dos geniales. Que sepas que aqui ahi un buen amigo.
Luis
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Con el paso del tiempo valoras y piensas que:
El tiempo pasado(el de cada uno y en cada caso ha sido distinto), pero ha sido de oro, nos ha ido convirtiendo en lo que cada uno somos.
El tiempo presente (de cada uno) es de oro y plata, nos permite evaluar el tiempo pasado y el presente e ir olfateando el tiempo futuro.
El tiempo futuro (de cada uno) espero que sea de oro, plata y platino. Si Dios y la genética quieren; nos permitirán ir evaluando toda esa trayectoria de vida que hemos tenido ( siempre que esta haya sido ejemplar y horada) para convertirnos en el abuelete feliz que transmite paz y nunca se queja. Eso nos hará pensar y creer que cada etapa de nuestra vida fue buena aunque distinta a la anterior y convierta una y la otra en etapas muy ¡¡FELICES!!.
Los malos tiempos como las malas personas, se convierten en buenos/as cuando vienen otros/as peores que las convierten en buenos/as o mejores.Como se dice habitualmente de lo toxico siempre hay que alejarse,
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Totalmente de acuerdo contigo JR sobre los dos fiscales implacables que nos marcan el paso del tiempo. Y también de acuerdo con el paso de protas a extras.
Y en esa línea, una reflexión personal. Cada día hay más gente «importante» que es más joven que yo. Ya hace muchos lustros que mis ídolos deportivos no eran esos señores que aparecían en los cromos simo unos muchachos más jóvenes que yo. Luego me he ido encontrando con presidentes del gobierno, ministros, alcaldes, seleccionadores de fútbol o de otros deportes, actores, etc. que no solo son más jóvenes, sino que además lo parecen.
Creo que definitivamente seré muy muy mayor el día que el Papa sea más joven que yo. Mientras, seguiré subiendo dos o tres veces al año a tu Asturias a ver si todavía no me sientan mal unas botellitas de sidra.
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