Claves para ser feliz

Realmente nos volvemos virtualmente estupidos

descargaHemos asistido a películas futuristas donde con la tecnología informática se pueden vivir vidas, situaciones y experiencias virtuales. Tenemos medios que nos ofrecen ya todo lo que deseemos en la pantalla.

En mi infancia nos alimentábamos de sueños e ilusiones y cuando alcanzábamos el objetivo saboreábamos la experiencia.

El otro día visité a unos amigos y su hijo adolescente se negaba a ir a un Zoo porque argumentaba que desde su portátil podía visitar todos los zoos que quisiese y ver mas cerca los animales, en poses increíbles y gratis. Tenía razón, pero no toda la razón.

Creo que una visita directa al zoo, como cualquier otra experiencia real (viaje, deporte, riesgo, aventura, etc) no puede sustituirse por una virtual. Recuerdo mis primeras visitas de la infancia a zoológicos como una aventura única, deteniéndome en cada jaula o vitrina, esperando captar al animal en su espontaneidad, notando su olor animal, los ruidillos y gestos, concentrando mis pupilas en cada milímetro del animal y las condiciones de su estancia. Todo eso quedaba aferrado en el cerebro, supongo que en la estantería de las neuronas con la etiqueta «real» y que está en lugar preferente y directamente accesible.

descarga (1)Me temo que las visitas virtuales son muy enriquecedoras en términos de oferta instantánea y gratuita, pero quedarán almacenadas, querámoslo o no, en algún lugar del cerebro, quizá en un trastero de «experiencias virtuales», y por eso, la huella y utilidad será menor.

Tengo la sensación de que las actividades reales sensorialmente captadas, dejan huella firme y provocan reflexiones y emociones muy distintas de las que producen los jueguitos tecnológicos. Además me temo, y esto es un juicio personalísimo, que frivolizar con videojueguitos sobre accidentes, terremotos, disparos y demás, hace que los mecanismos naturales de alerta ante tales situaciones bajen la guardia; la adrenalina hay que reservarla para los casos reales, pues si la vamos gastando con simulaciones puede ser como el cuento de Pedro y el lobo, o sea, que al final, nuestra capacidad de reaccionar en situaciones de riesgo o conflicto con rapidez, energía y eficacia, se quedará debilitada. Ello sin olvidar el sensible cambio que se producirá en la generación de los actuales adolescentes en su actitud hacia la sexualidad, ya que las coordenadas de mi generación eran de incertidumbre, ilusión, exploración y aprendizaje paulatino, mientras que la actual no sigue ninguna hoja de ruta ya que se zambullen siendo niños – por muchas barreras que se pongan- de bruces con el sexo en su esplendor en la red, en el tipo de sexualidad y cercenando todo suspense y belleza del cortejo. No sé si era mejor nuestra educación sexual (o falta de educación) que la de estas generaciones (de barra libre) pero será muy distinta y ello afectará muchísimo a las relaciones afectivas, emocionales y familiares pues el amor es la red que todo lo enmarca.

mainComento esto reflexionando sobre la inquietante noticia que ofrece la revista Muy interesante de esta semana (num.453), en que se expone que tras décadas de crecimiento del coeficiente intelectual medio de la población en cada generación (llamado efecto Flynn, por la mejora en la calidad de vida y ya que es mas fácil dedicar energía al desarrollo intelectual que a cubrir las necesidades básicas de supervivencia) se ha constatado que en las últimas décadas las puntuaciones de los test de Coeficiente intelectual han bajado de forma considerable.

En particular los científicos del Centro Ragnar Frisch de Investigación Económica de Noruega analizaron alrededor de 730,000 pruebas de CI que se les dieron a los hombres noruegos antes de su servicio militar obligatorio de 1970 a 2009, y se encontraron que los puntajes de CI promedio en realidad se estaban hundiendo, sobre todo de forma vertiginosa en las dos últimas décadas. No por una cantidad minúscula. Cada generación de hombres noruegos parece estar obteniendo alrededor de siete puntos de inteligencia menos. Estudios similares afloran en otros Estados avanzados.

lifeblue-monday-e1547757584933Aunque no faltan científicos que interpretan sencillamente que existe un techo de desarrollo intelectual por razones genéticas en la especie humana, personalmente me convencen las razones vertidas por Maryanne Wolf (autora de Como aprendemos a leer: historia de la ciencia del cerebro y de la lectura).

Básicamente partimos de que el cerebro posee plasticidad o adaptación a las necesidades y hoy día:

  • Somos consumidores de información que no necesitamos memorizar, pues está ahí en google, wikipedia o el smartphone. Personalmente me he vuelto perezoso para recordar teléfonos o citas de agenda y lo noto.
  • Obtenemos de forma instantánea la aspiración intelectual por internet y no dejamos espacio a la creatividad, reflexión e indagación mental, pues a golpe de tecla tenemos la respuesta.
  • Perdemos oportunidades de interacción con la realidad y con ello las capacidades intelectuales asociadas a la experiencia sensorial directa.
  • Tenerlo todo y tan fácil, alimenta el narcisismo y rebaja la disposición al sacrificio. Pensar en resolver problemas se vuelve un problema.

boys-using-smartphones-680x425Es cierto que quizá se compensan esas carencias con la dotación de un inmenso almacén de datos. Y quizá se hacen mas eficientes las habilidades visuales espaciales. O sea, el cocinero que llevamos dentro en la vida cotidiana, ya no tiene que elaborar la salsa ni imaginar recetas, ni cuidarse de alimentos en mal estado o quemaduras por experiencias sensoriales directas, pero tiene disponibles todos los ingredientes del mundo y todas las recetas del mundo y sabe la experiencia culinaria porque se lo dice una pantalla.

En cualquier caso el frío dato de la tendencia a la baja del cociente intelectual es innegable y algo habrá que hacer. Y eso que tales test no miden la inteligencia emocional, que me temo que tampoco sale muy bien parada.

No sé si servirá de algo pero personalmente seguiré mi cruzada con mis pequeños tengan vida menos sedentaria, para que lean mas, videojueguen menos y sepan sacar conclusiones de experiencias reales.

Y dicen que la educación es cuestión de Estado… cuando habría que preocuparse del estado de la educación.

 

1 comentario

  1. Uno de los grandes timos de la psicología del siglo XX son los test de inteligencia y que miden el presunto cociente intelectual. Sólo tiene en cuenta la inteligencia lógica, matemática y espacial orillando otra clase de inteligencias, como la musical y la relacional, tan importantes o mas que las anteriores. En mi opinión, es mucho mas precisa la teoría de las inteligencias múltiples, que no estos test tan genuinamente yankis.

    Un saludo.

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