Muchas veces he comentado la dificultad de ser feliz a tiempo completo. Solo una conjunción astral y de fortuna puede hacernos disfrutar de salud, dinero, amor y alegría, a nosotros y a los que queremos. Sin embargo, eso nos debe limitar para la búsqueda de la felicidad a tiempo parcial, en pedacitos, en las distintas facetas de nuestra vida.
Viene al caso porque he leído un discurso del médico Sir William Osler (1849-1919), Catedrático de Oxford y padre de la medicina moderna, ofrecido a los estudiantes de Yale el 20 de abril de 2013, y me ha maravillado su receta sobre el estilo de vida para sobrevivir en tiempos convulsos y para avanzar como personas: vivir en compartimentos estancos.
Cada uno de nosotros es un organismo mucho más maravilloso que el gran trasatlántico – Titanic- y destinado a un viaje mucho más largo. Os recomiendo que aprendáis a controlar la maquinaria de tal modo que viváis en “compartimentos estancos de un día”, el método más seguro para garantizar la seguridad del viaje. Subid al puente y comprobar que al menos las grandes mamparas están listas para funcionar. Pulsad un botón y escuchad, en cada etapa de vuestra vida, que las puertas de hierro dejan fuera el pasado – el ayer muerto. Pulsad otro y dejad fuera, tras una cortina metálica- el mañana nonato.”
Me encanta la visión de la vida como un viaje marítimo, pero cuyo rumbo debemos marcar sin quedar lastrados por el ancla del pasado ni deslumbrados por un futuro lejano. Se trata de acometer el día, el aquí y ahora, y avanzar. Como hicieron los navegantes capitaneados por Colón, que ignoraban la sombra del pasado de los fracasos de la aventura y que no se quedaban deslumbrados por la quimera de encontrar el oriente, sino que día a día vigilaban la carga, revisaban los botes, baldeaban la cubierta, tensaban las velas…Pasito a pasito, centrados en los pequeños avances.
Por algo Confucio nos enseñó aquello de que «No hay atajos hacia la cumbre pues la montaña se sube paso a paso». Y este consejo es especialmente útil en estos tiempos difíciles donde la crisis sanitaria ha provocado una crisis económica y zarandea lo que se creían sólidos valores. Tiempos en que las empresas se han ido al garete, en que los proyectos han naufragado, en que los ahorros se han agotado, en que los planes de estudio se han truncado, en que las oposiciones se presentan más lejanas que nunca, en que las inversiones en negocios, o en la propia salud corporal se alejan de lo soñado…
También me gusta que se puedan aplicar compartimentos estancos a nuestros intereses. Nuestro mapa mental contempla varias habitaciones que hemos diseñado nosotros: la habitación del trabajo, la habitación de nuestra salud, la habitación del deporte, el salón de la familia, el dormitorio de la pareja, el desván de nuestros sueños, el trastero de los errores, etcétera. Es importante no quedarse atrapado en una habitación, y poder ocupar las restantes, separadas por gruesos muros de manera que seamos nosotros los que decidamos qué habitación visitar y no que la habitación se expanda para visitar nuestra mente con problemas. Solo así puede hacerse llevadera la existencia y poder reiniciarse ante las dificultades.
La crisis ha llegado de la mano de una crisis sanitaria que no se va. No es hora de maldecir la mala suerte. No es momento de quedarse como la liebre deslumbrada por los faros. Es momento de actuar como la tortuga, pasito a pasito, pero con las espaldas cubiertas. Comprendo la desazón de muchos que han visto hundirse su mundo terrenal bajo sus pies, pero hay que luchar día a día, como insiste Sir William Osler:
Muchos hombres se ven impedidos en el curso de su vida por la maldita combinación de retro-e introspección, los errores de ayer paralizando los esfuerzos de hoy, las preocupaciones del pasado aunadas para su destrucción, y permitiendo al gusano Remordimiento que ulcere el mismo corazón de la vida.(…) Aíslate del futuro tan herméticamente como del pasado. Nada de sueños, ni visiones, ni deliciosas fantasías, nada de castillos en el aire (…) Derroche de energías, angustia mental, preocupaciones nerviosas siguen los pasos del hombre ansioso por el futuro. Cerrad bien, entonces, las grandes mamparas de proa y popa, y disponeos a cultivar el hábito de una vida con días en compartimentos estancos. No os desaniméis – como cualquier hábito, su adquisición lleva tiempo. Y el método lo encontrarías por vosotros mismos”.
Y comparto la preciosa cita de la oda de Horacio: «Feliz el hombre que puede llamar suyo al día de hoy»
querido colega, creo que tienes una crisis existencial :-)). Quid pro quo, estoy como tu. ¿Es la edad? ¿es contemplar la vida que ha pasado? No puedes quejarte, porque has logrado muchos objetivos y a buen seguro lo personal y lo profesional te ha compensado, aunque nunca es fácil ese equilibrio. Excelente reflexión sobre las «habitaciones». Una antigua amiga mía me dijo que era preciso hacer «diversificación de inversiones vitales», como en las acciones bursátiles, para evitar que las bajadas de unas arrastren todas las inversiones. Unas suben y otras bajan. Creo, a menudo, que algunos han (hemos?) puesto muchos esfuerzos en la vida profesional, la académica, la de los estudios, y hemos desatendida la personal. Otros…han tenido dificultades en la vida personal pese a sus esfuerzos. Sinceramente, me ha gustado tu reflexión, algo crepuscular, algo de septiembre, creo que es una reflexión post-agosto, el mes -personalmente- mejor para mi -descanso- y peor -nos permite pensar y darnos cuenta de las cosas mal hechas o no acertadas-. Enhorabuena, JR.
Adriel
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Gracias por tus compartir tus reflexiones siempre tan acertadas. Enhorabuena por este artículo. Abrazo.
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