Tras la pandemia, la guerra inacabada y el calentamiento global, unido a la crisis económica, la desorientación invade hasta a la esfinge de Giza. Pronto brotan referencias al “Carpe Diem”, el “Tempus fugit” y el “Beatus ille” que evocan aquello de disfrutar el momento y sentir la dicha del retorno a la placidez de la naturaleza.
Reverdece el deseo de creatividad, de ideas, de cultura y sano ocio. Se revalorizan las iniciativas para estimular la creación literaria. Es el caso de la reciente convocatoria de la Fundación Automáticos Tineo del Premio literario “Vaqueiros” para relatos cortos sobre el mundo rural, que tome este ámbito en sentido amplio como contexto, eje, telón de fondo o referencia de la narración (agrario, ganadero, forestal, artesanía, etcétera).
La presentación de la convocatoria de esta primera edición, tuvo lugar en Oviedo el día 19 de junio de 2022 en la Biblioteca del Campo San Francisco, con la presencia del Alcalde de Tineo, José Ramón Feito y del Primer Teniente de Alcalde de Oviedo, Ignacio Cuesta, así como del Presidente del Patronato de la Fundación Automáticos Tineo, Carlos Juan González López, miembro del Grupo Globoversia.
El Jurado contará, entre otros miembros de prestigio, con la participación de Ramón Rodríguez Álvarez, bibliotecario y presidente del Real Instituto de Estudios Asturianos, Román Álvarez Rodríguez, catedrático de Filología y escritor, y Pilar Sánchez Vicente, historiadora y escritora.
La convocatoria está abierta a los interesados en presentar sus relatos -entre cinco y treinta páginas- de forma telemática, con premios atractivos y publicación de los relatos meritorios, finalizando el plazo de presentación el 30 de octubre de 2022. La participación está sujeta a las siguientes bases, publicadas en la web fundacionautomaticostineo.com.
En ese bonito acto tuve ocasión de aprovechar la proximidad física de la escultura dedicada por el artista tinetense Manuel Linares García a la obra “Adiós, Cordera”, de Leopoldo Alas Clarín, donde en un bello relato expone las claves de la vida rural y la conexión emocional entre dos niños y la vaca “Cordera”. Su lectura completa es recomendable y evocadora, como este fragmento:
Desde allí no se veía vivienda humana; allí no llegaban ruidos del mundo más que al pasar el tren. Mañanas sin fin, bajo los rayos del sol, a veces entre el zumbar de los insectos, la vaca y los niños esperaban la proximidad del mediodía para volver a casa y luego, tardes eternas de dulce tristeza silenciosa, en el mismo prado, hasta venir la noche, con el lucero vespertino por testigo mudo en la altura. Rodaban las nubes allá arriba, caían las sombras de los árboles y de las peñas en la loma y en la cañada, se acostaban los pájaros, empezaban a brillar algunas estrellas en lo más oscuro del cielo azul, y Pinín y Rosa, los niños gemelos, los hijos de Antón de Chinta, teñida el alma de la dulce serenidad soñadora de la solemne y seria Naturaleza, callaban horas y horas, después de sus juegos, nunca muy estrepitosos, sentados cerca de la Cordera, que acompañaba el augusto silencio de tarde en tarde con un blanco son de perezosa esquila.
Leopoldo Alas Clarín
Por si sirve de ayuda, aquí están las Claves para ser un buen escritor y ganar concursos literarios.
¡A participar en la convocatoria…!
¡¡Que el verano y la inspiración “nos pillen descansando”!!