Cuando era pequeño todos le conocíamos. No podías mirarle a los ojos pues le parecía mal. No podías pasar por su territorio porque tendrías problemas con su banda. No podías hacer o estar donde le molestase.
Normalmente los matones de la juventud desaparecen víctimas de sus propios vicios y líos, o el tiempo los recicla y cambian de piel como la serpiente.
El problema son los matones como Putin. Que pueden hacer mucho daño. Que cuentan con una banda poderosa. Que en poco tiempo pueden afectar a las vidas y calidad de vida de muchos. Y lo peor, que pueden hacerlo en impunidad.
El caso de Ucrania estremece por lo insólito. Un líder de una potencia nuclear niega públicamente y en sus relaciones con otros gobernantes que invadirá el país vecino. El mismo líder al que curiosamente los enemigos y críticos le desaparecen por causas naturales (es “natural” ser envenenado, encarcelado o aplastado si se enfrentan con él). El mismo líder que lleva años intoxicando desde internet y avivando grescas, nacionalidades y dañando sistemas informáticos de servicios públicos. El mismo líder que ocupó Crimea, y como el tigre que prueba carne humana, vuelve a hacerlo con Ucrania… ¿qué será lo próximo?. El mismo líder que tiene la osadía de amenazar a dos países como Finlandia y Suecia (“que pasaban por allí”) y el mismo líder que advierte que tiene armas nucleares.
Pero es más grave. Es el mismo líder que invade, ataca, bombardea, daña y permanece impasible ante los gritos, el ruido y la condena internacional. Más miserable, ruin y canalla no se puede imaginar. Seguro que leyendo a Nostradamus en algún sitio puede interpretarse que el anticristo o satán es Putin. O sea, la bestia entendida como alimaña y que como tal debe ser exterminada.
Pero no debemos engañarnos. No es un auténtico “líder” quien se ha alzado como jefe de la mafia sobre el terror. No está apoyado por el pueblo ruso que quiere paz como la inmensa mayoría de la humanidad, pueblo que está metido en una ratonera de estado, donde no existe democracia ni libertad de expresión que merezca tal nombre, mientras la camarilla de Putin siga celebrando con vodka que son los dueños del pueblo, el país, haciendas y vidas. Creo que Putin quiere pasar a la historia como un Rasputín victorioso, como un Stalin en su trono, emulando a Iván el Terrible. Se equivoca porque la historia ajustará las cuentas con su figura y sería deseable que se aplicase el castigo de la antigua roma a los malos gobernantes, la «Damnatio memoriae» (condena de la memoria) y que suponía borrar de libros, esculturas, muros y música su huella, para enterrar en el olvido y el silencio, por ejemplo, a Calígula).
Cuando asisto estos días a la agonía del pueblo ucraniano ante el avasallamiento militar soviético, a tanta desolación, familia rota, destrucción, incertidumbre, pasividad, burla de las conquistas de derechos de la humanidad, me vienen a la mente tres cuestiones.
La primera cuestión tiene poso religioso. Es similar a la que formulaban los cristianos en tiempos de la reconquista frente a los árabes cuando aquellos invocaban a su Dios cristiano en la derrota, cuya perplejidad reflejaban los viejos versos:
“Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos…
¿por qué dios ayuda a los malos
cuando son más que los buenos?«
¿No sería bueno que un Dios bondadoso, sea Jehová o Alá, Shivá o cualquier otro dios –o el mismo con diferentes nombres- pusiesen fin a este disparate? No se trata de que sea árbitro de las disputas de los humanos sino sencillamente bastaría con tapar la aorta de Putin durante el sueño o provocarle un ictus cerebral incapacitante, o sencillamente al estilo de Cuento de Navidad de Dickens, enviarle un sueño que le cambie a ser mejor persona.
La segunda cuestión es de tinte científico. ¿Cómo duerme Putin? No creo que exista ser humano que merezca tal nombre y que pueda levantarse, mirarse al espejo, tener humor y cerrar los ojos plácidamente. Es la esencia de lo inhumano. Debió tener una infancia terrible y debía consolarse pisoteando hormigueros. No sé si tiene la respuesta la biología, la zoología o la psicología.
Lo cierto es que no existe en todo el mundo herramienta que impida que acceda al poder un psicópata, alguien que no experimenta sentimientos de piedad ni justicia.
La tercera cuestión es ética y espinosa. ¿Qué podemos hacer para pararlo? No parece que sacar a Rusia de Eurovisión o de a Champion sea el antídoto; es cierto que todo ayuda y lo simbólico también, pero lo de “a dios rogando y con el mazo dando” tiene su vigencia. Por supuesto que entiendo las cautelas de EE.UU. y el resto de Europa para evitar una devastadora guerra nuclear (la peor de las pesadillas).
Pero también intuyo que las estrategias a corto y medio plazo de EEUU y los tres que deciden en Europa (Francia, Reino Unido y Alemania) no las conocemos ni debemos conocerlas (cuando esto pase, seguramente se escribirán buenos libros sobre el zafarrancho de fondo); quiero creer que hay personalidades muy brillantes, en lo bélico y en lo diplomático -del lado de los buenos, claro- y confío en que “nos” saquen del atolladero (y digo “nos” saquen, porque todos estamos afectados por el matón del barrio).
A título personal, creo que de nada vale usar espada con florete cuando otro nos ataca con la cimitarra, pero debe actuarse con máxima firmeza en las sanciones económicas y los europeos debemos soportar con serenidad el sacrificio reflejo que nos supondrá en pérdidas económicas y de calidad de vida. Debería aplicarse un “telón de acero” a Rusia mientras esté bajo este gobernante. Tolerancia cero en lo social, cultural y económico. Y de paso, frialdad en la relación con dos países que sorprendentemente miran hacia otro lado y con su silencio apoyan al matón: China e India (cobra valor la frase de Luther King: “Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”).
No soy quien para dar ejemplo cómodamente desde España, viendo los toros desde la barrera, pero confieso que me apena observar que las personas celebran estos días el carnaval y la chirigota con algarada y risas. El mundo sigue pero no debemos comportarnos como los músicos del Titanic, tocando mientras ignoramos la desgracia. Es triste que bailemos mientras llaman a la puerta con sangre, lágrimas, temor… y el tigre estepario acecha.
Nunca he sentido tanto frío. Nunca creí que asistiría a este escenario. Nunca debemos decir nunca jamás. Algo hay que hacer.
Y es que si se consuma con impunidad el caso de Ucrania, una fábula y un poema nos indican lo que nos espera.
La FÁBULA es de Fedro (20 a.C-50 d,C) y la usa Umberto Eco para ilustrar la coartada del malvado:
El lobo y el cordero, sedientos,
Llegaron al mismo arroyo. El lobo estaba aguas arriba
Más abajo el cordero.
El lobo, movido por su voracidad desenfrenada,
Buscó un pretexto para discutir.
“¿Por qué me enturbias el agua que bebo?”
El cordero, temblando, dijo:
“Perdona, lobo, pero ¿cómo puedo hacerte eso,
si el agua que yo bebo me llega desde tu estás y no al revés?
Entonces, el lobo, ante la evidencia, replicó:
“Hace seis meses hablaste mal de mí”
Y el cordero respondió: “pero si entonces aún no había nacido”
Insistió el lobo: “Seguro que fue tu padre, quien habló mal de mí”.
Y diciendo esto lo descuartizó sin razón ni derecho.
Esta fábula está dedicada a quienes
inventan pretextos para oprimir a los inocentes.
El POEMA es un clásico, atribuido a Bertolt Bretcht, pero realmente fue pronunciado en un sermón del pastor luterano alemán Martin Niemöller (1892-1984).
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
Gracias por tus reflexiones sobre la situación. Tengamos esperanza en que ganarán los buenos.
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Es terrorífico pero yo, cada día, sigo pensando en las afganas… Un terrible suma y sigue…
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Previsible opinión en días de confusión bélica. Sólo espero que en su momento hayas opinado más o menos lo mismo o peor sobre el criminal de guerra George W. Bush.
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Yo espero que nadie compare churras con merinas y se tome en serio lo que es serio, aportando opiniones serias y no tópicis trasnochados
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Se preguntaba usted la semana pasada, sobrepasado por unos hechos que creía/mos fuera de este tiempo, qué podía hacer cada uno de nosotros para combatir al tigre de la guerra (personalizado en ese dirigente -despiadado, mendaz, virulento y fullero- llamado Putin).
Acelerados los acontecimientos a una velocidad de vértigo y acompañados de una fúnebre banda sonora de bombas devastadoras de vida y civilización, su respuesta a la pregunta pasa por la palabra compromiso. Y, asumiéndolo públicamente, brama y ruge por la farsa y la impostura y grita -firme y convencido- que los ruegos sin mazo no bastan, porque solo son…ruegos. Nada de introspección, nada de ambigüedad, nada de neutralidad pueril, equidistante, cómplice o fatua. Todo de despertar de irresponsabilidad, superficialidad y fantasia a nuestra durmiente sociedad. Todo de abrirle los ojos a la realidad y de levantarle al máximo su nivel de atención, conciencia y autoexigencia. Todo de prepararse sin ambivalencias para una activa, segura y eficaz defensa y disuasión de ataques a sus fronteras, valores y principios, esos que la definen y justifican su existencia. Nada de tibiezas, ni de permanecer callados, ni de mirar a otro lado. Todo de recordar la Historia, de aprender sus lecciones y de evitar repetir errores del pasado.
Esta guerra unilateral y arbitraria, en la que el invasor actúa por la fuerza, utilizando mentiras, sin autorización internacional y por sus meros intereses y el invadido se defiende en soledad para poder sobrevivir y expulsar al usurpador, es, en mayor o menor medida, la de todos. En primer lugar, porque a todos nos afectan -y afectarán- sus efectos. En segundo término, porque la líneas de las fronteras de muchos países han pasado a ser tan frágiles, borrosas y discutibles como las de Ucrania. En tercer lugar, porque más allá de opiniones, ideologías y creencias, todos somos parte de una sola raza llamada humanidad. Y, finalmente, porque el peligro de su destrucción -mayoritaria o casi total-, por cualquier desquiciado movimiento nuclear derivado del conflicto, es real.
P.D. 1. Igual que en Derecho los hechos notorios se encuentran relevados de prueba, las comparativas artificiosas traídas desviadamente al debate para intentar pervertir el mensaje se descalifican por sí solas.
2. Hoy es el día de Andalucía. La letra de su himno se centra en las palabras paz, esperanza y libertad. Y su destinataria final es…la Humanidad. Ojalá que esas palabras descarguen como lluvia torrencial allí donde haya guerra y apaguen con su fuerza el fuego cruento del conflicto.
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