Leo una entrevista antigua a Richard Gerver (Londres, 1969) quien se supone es uno de los educadores más influyentes a nivel mundial.
De entrada comparto totalmente lo que dice de la misión del educador ante la abundante información que ofrece internet: “Hay que enseñarles a hacerse preguntas, a ponerse retos, a investigar la información”.
Sin embargo discrepo radicalmente de su oposición a que se pongan deberes o tareas fuera del colegio, y lo hago sin que yo sea educador ni influyente ni gurú, sino sencillamente padre con experiencia y observador de la juventud que nos rodea. Veamos.
El influyente educador arremete contra los deberes:
Nunca he entendido el valor de los deberes. En mi opinión, se inventaron para que el niño tenga algo que hacer cuando llega a casa y para que los padres puedan ver qué es lo que hace en el colegio. Ninguna de estas razones beneficia a los niños. No he visto ningún informe serio que diga que son beneficiosos para el progreso de los niños. De hecho, en China están empezando a quitarlos en Primaria. No digo que los videojuegos sean buenos todo el rato, pero a mi hijo de 14 años le encanta jugar al FIFA en la consola, que tiene conectada a internet. Ha empezado a decir frases en ruso, español y alemán porque habla con los chicos con los que juega, que son de otros países. Es un buen ejemplo de cómo aprenden por sí mismos. Confiemos en ellos y dejemos que hagan lo que les interesa en su tiempo libre. Quiero que jueguen en la calle y que tengan tiempo para estar con sus padres, para hablar entre ellos, para leer libros… y no pueden hacerlo con dos o tres horas de deberes al día.
Pues yo sí he entendido el valor de los deberes. El valor del esfuerzo. El valor de poner en práctica lo aprendido. El valor de saber que el deber de aprender no es solo durante el horario en la escuela, de 9 a 14,00 sino que el ser humano puede y debe aprender constantemente porque eso solo puede ayudarle a mejorar y además el mundo es cada vez mas competitivo y hostil. El valor de que un hijo colabore en tales trabajos con sus padres y se fortalezca el lazo de discípulo y maestro unido al rol de hijo y padre.
Aprender es anclar en el cerebro habilidades y conocimientos y la mejor manera no es recibir en grupo en clase una docencia pasajera a la que se puede prestar mas o menos atención; la mejor manera es repasarla en casa, con la ayuda clarificadora del padre o madre, y de ese modo se «limpia, fija y da esplendor», como la divisa de la Real Academia de la lengua.
Además, los deberes responsabilizan al menor de un encargo o labor, anticipando lo que será la realidad cotidiana de su futuro de adulto. Cumplir con responsabilidad sus tareas sin el escudo del grupo.
Por supuesto que lo de “dos o tres horas de deberes al día” debe ser una licencia expresiva y me resulta un aberrante exceso, pero negar la utilidad de los deberes me parece una frivolidad. Lo de apuntar el ejemplo de su hija con los videojuegos como fuente de virtudes para aprender idiomas me parece de una simplicidad preocupante. Como decir que si un niño juega al yo-yo cinco horas al día tiene el notable beneficio de enseñarle la ley de la gravedad y la fuerza centrífuga y centrípeta.
Claro que hay que dejar jugar a los niños con videojuegos pero de forma limitada, porque tras una hora de videojuego, cada hora adicional del mismo no añade nada de nada. Solo adicción. El videojuego cumple en los niños la misión de que puedan divertirse a su voluntad pero el límite se impone cuando ese tiempo de diversión produce un doble efecto negativo, como el que he expuesto hablando de la moda del Fortnite (que califiqué de peligroso Flautista de Hamelín).
El efecto obsesión, que lleva al niño a solo hablar de eso y volverse agresivo cuando se le aparta del mismo.
El efecto exclusión, que lleva al niño a dedicar todo el tiempo posible a esos videojuegos, lo que le priva del uso alternativo del tiempo para otras labores mas creativas y útiles (hablar, leer, ver películas, juegos de mesa,pasear, deporte,etc).
En fin, que en tiempos en que toda la información está disponible, en que la lectura está pasando a ser actividad a extinguir, eliminar los deberes es una grave irresponsabilidad. Quizá no queremos hijos para formarlos, sino perritos de peluche para que no molesten. Al menos mi afán es que, acierte o no, mis niños el día de mañana cuenten con conocimientos y habilidades que les permitan sobrevivir, tener mayor calidad de vida y comprender mejor a las personas y sus experiencias.
Por añadidura, no hace una profesora del colegio de mi niño de 11 años me ofreció un argumento, que me resultó extravagante, pues «no ponemos deberes porque supone discriminar a los hijos ya que unos cuentan con padres que pueden ayudarles y otros trabajan y no pueden. Además unos poseen libros e internet y tienen ventajas que no tienen otros que carecen de ello«. Le repliqué que ese planteamiento me parecía errado porque no estamos en mis tiempos de infancia en que unos tenían enciclopedias primorosas y otros teníamos una imaginación primorosa; en que unos tenían padres con mas tiempo libre que otros con padres a tres turnos de trabajo. No. Hoy día la inmensa mayoría de los niños, incluso paradójicamente en mayor medida los de familias mas humildes, tienen internet en sus casas o móviles, y todos pueden consultar las mismas fuentes de la red. Y los padres sacamos tiempo si queremos. Otra cosa es la excusa de la comodidad («que no le manden deberes y así yo tampoco pierdo el tiempo con ello»).
Quizá voy contra corriente. O no soy moderno. Así y todo considero que si no ponemos deberes a nuestros hijos, no cumplimos con nuestro deber como padres. Y por eso, aunque el colegio no les ponga deberes, yo siempre les pongo juegos, lecturas o tareas complementarias. Al menos eso no puede prohibirlo el colegio. La vida es dura y bien está irse entrenando de niños. Y lo aceptan como parte de la rutina. Mal no les hará y sospecho que sí les resultará útil.
Para bajar el tono serio y poder sonreír, aquí va una pregunta que se puso de deberes en un Colegio del Reino Unido y que se hizo viral. A ver si su hijo o usted saben la respuesta:
» Una orquesta de 80 músicos tarda 50 minutos en tocar la Novena Sinfonía de Beethoven. ¿Cuánto tiempo le tomaría a 40 músicos tocar la misma sinfonía?»
Tic, tac, tic, tac…¿Tiene la respuesta? Tic,tac,tic, tac…
¡Tiempo agotado!. Veamos la respuesta.
Si ha decidido que les llevaría: 100 minutos… mal. Si ha decidido que les llevaría: 25 minutos…mal. Y eso porque la sinfonía dura lo mismo, al margen del número de músicos. Pero incluso esta respuesta está mal porque si consulta google, la sinfonía dura… ¡65 minutos!.
Tengo muy comprobado que en España ( o por lo menos en la ciudad en la que vivo, que es la tuya,creo) sólo los profesores VAGOS ponen deberes. Los que se molestan, se comprometen y viven su profesión o no ponen deberes o se limitan a pedir a los alumnos un simple repaso de lo impartido ese día. Tengo una hija a quien en su momento tuve la pésima ocurrencia de mandarla a un malhadado colegio concertado de Oviedo, céntrico, y de larga tradición y alcurnia que hacía deberes desde las cinco de la tarde hasta las diez de la noche o más.. Es decir más de doce horas de trabajo intensísimo. Afortunadamente, ahora va a un colegio más normal.
At last, but not least, no me parece tan extravagante el comentario de la profesora que mencionas aunque en un ámbito distinto. ¿Por qué en la asignatura de inglés hay niveles tan distintos entre los chavales?. Muy simple: porque los hijos de padres acomodados los pueden llevar por las tarde a academias privadas (habría mucho que hablar sobre esto) y los niños de familias sin posibles no pueden hacerlo. Así que efectivamente hay clasismo.
Termino. Francia, el país más avanzado del mundo en educación pública (mucho más que los países nórdicos) prohibió hace dos años los deberes extraescolares. Pero claro, Francia es mucha Francia.
Un saludo, y de nuevo, enhorabuena por tu blog.
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Pues, querido José Manuel, entre seguir criterios de Francia, China o el Vaticano, me quedo con lo que me dicta mi experiencia y mi reflexión, así que no varío mi particular criterio, dejando que cada padre opte por lo que considere mejor. Por otra parte, lo de que los profesores vagos ponen deberes es un exceso por no decir una generalización radicalmente falsa, pero bueno, cada uno sabrá porqué lo dice. Un saludo cordial
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Lo siento, estimado Chaves, pero no es una generalización radicalmente falsa lo de los profesores vagos. Es una verdad, en este caso, como un templo. Y si no lo crees, te basta con preguntar a tus hjjos o a otros profesores.
Cordialmente.
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Sin que sirva de precedente, discrepo con el jefe. No solo se aprende y se adquieren habilidades en el colegio y un padre o madre no solo puede enseñarle al hijo y reforzar su relación sobre la base de las materias escolares en casa. Hay muchas otras cosas con las que un niño puede adquirir habilidades para la vida. la prueba del nueve fue la generación de nuestros padres (gran generación). El mío volvía de la escuela y trabajaba con su padre (mi abuelo) con el ganado y en la huerta: esfuerzo, aprendizaje, medio natural, etc………… Lo mismo mientras estudiaba formación superior en química y al final adelantó a casi todos los de su tiempo en su materia (altos hornos y colada continua). A mí ya me mandaban deberes en el colegio, pero creo que no aprendí menos con el sistema de mi padre cuando los deberes me lo permitían y sobre todo en los fines de semana y vacaciones (huerta, gallinas, ganado etc…..con él e incluso con vecinos). No he llegado en lo mío al nivel al que él llegó, pero no puedo decir que ello sea por haber hecho más deberes.
En suma, no creo que los deberes, con moderación, hagan daño, pero aseguraría que no proporcionan más ventajas que si se emplea el tiempo en otras cosas productivas en el ámbito de otros conocimientos, habilidades sociales, etc……..
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Buenos días!
Además de estar bastante de acuerdo con J.R. en su planteamiento, y desde mi propia experiencia críado y educado en una familia y en un ambiente en el que estaba rodeado de docentes allá donde mirase, he de romper una lanza en favor de los docentes. Evidentemente habrá ovejas negras, no se puede dudar de éso, pero actualmente el problema de los deberes está directamente relacionado con el demencial sistema educativo con que se topan nuestros hijos, en el que, desde el primer día de su primer curso, están recibiendo clases de todo tipo de materias que apenas dejan tiempo al tutor para impartir las que, en los primeros años al menos, deberían ser troncales y ocupar el 80% del tiempo escolar.
Un cordial saludo!
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*criado
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Quiero hacer homenaje a una «antigua» maestra de pueblo -de pueblo no, de aldea-.Una de esas escuelas unitarias a la que asistí hasta 6º de EGB incluido. No había deberes y hasta 5º prohibía sacar los libros y material escolar de la escuela para cercenar la tendencia de los padres a repasar con los hijos las materias escolares. En 7º de EGB cambié de colegio( lo cerraron y nos fuimos a la «Concentración Escolar»). Fuimos los de mejores notas y mayor nivel, (con mucha diferencia) del resto de niños que -desde su mas tierna infancia hacían deberes y acudían a clases particulares ( pasantías se llamaban entonces). A aquella escuela sin deberes asistíamos desde los 4 ó 5 años mezclados con los del antiguo bachiller que se preparaban para examinarse por libre en el Instituto cercano ( sus padres no podían pagar el desplazamiento para asistir «oficiales»).
Mantenía aquella maestra que, fuera de clase ( en primaria claro), sólo debíamos leer ( sí dejaba sacar cuentos y novelas -la mayoría de su propiedad-), jugar y ayudar en las tareas de la casa o el campo (ahí nos responsabilizábamos). Mantenía que no debía ensañar a leer, como tal, hasta primero ( no en párvulos) , mantenía que sobre-esforzar a los niños era contraproducente . De aquella aldea salieron médicos, abogados, maestros, economistas… Por supuesto también hubo gente que no terminó sus estudios.
Mis recursos intelectuales y emocionales ( ahora que tanto se habla de la inteligencia emocional) los desarrollé en esa escuela sin deberes. Nunca me sentí inferior en conocimientos, capacidad de análisis, capacidad creativa y capacidad de trabajo, ni en el otro colegio al que asistí, ni en el Instituto ni en la Universidad.
La relación padres hijos y su interacción no creo que deba estar mediada por la escuela . En cada casa será como puedan y sean capaces: más intelectual, mas lúdica, más emotiva, más… pero desde luego no debe recaer en el maestro. Es el maestro de los niños, no de los padres.
No puedo compartir tu reflexión sobre los deberes, soy madre implicada de dos hijos a los que ayudé, siempre con la sensación de que hacer deberes nos quitaba tiempo de juego, de emociones y de creación. Nunca le encontré el punto a preguntar los afluentes y siempre se me ocurrían otras cosas para hacer con ellos mucho más placenteras para todos y con las que creo que aprendían mucho más: leer, disfrazarnos, escuchar y hacer música, pintar, cocinar, reflexionar sobre las noticias de prensa, hasta limpiar la casa nos permitía mayor comunicación.
Hago un homenaje así a una pedagogía aprendida a su vez de los profesores de la República y que echo de menos
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