Claves para ser feliz

Sonrisas para desarmar

jefeAl hilo del fallecimiento del actor Roger Moore se expuso el primer consejo que le regaló su agente artístico para tener éxito como actor:

No eres tan bueno; así que sonríe mucho cada vez que salgas.

Me parece un espléndido consejo para la vida en general. Ya me ocupé del poder de la sonrisa y sus saludables efectos, pero ahora se trata de subrayar su papel como carta de presentación.

Cuando conocemos a alguien, cuando examinamos a alguien o cuando celebramos una reunión, la primera impresión suele marcarnos, y esa primera impresión se ve notablemente ayudada por una sonrisa.

Esa sonrisa abierta es un saludo de respeto, una bienvenida y expresa son de paz. El mensaje de una sonrisa franca es

No busco problemas, no tengo prejuicios y vengo a construir.

sonrisaHe asistido a durísimas negociaciones con sindicatos, a tratos con empresarios, a disputas con vecinos y he podido comprobar a auténticos magos de la situación. Una sonrisa abierta unida a la mirada directa a los ojos se hacen irresistibles, no solo para establecer vínculos amorosos sino para tender puentes con personas ante situaciones difíciles.

No digamos lo difícil que es negar un favor a quien une a la súplica una sonrisa.

Y a la inversa, la molestia y desdén nos invade cuando un camarero, pescadero, abogado u otro profesional nos atiende sin sonreír. El mismo producto o servicio, ofrecido con una sonrisa se revaloriza y con hieratismo pierde valor. Ahí el viejo instituto de la ”propina” entra en juego.

En más de una ocasión he ido a protestar furibundo por un mal servicio, una demora o error y me han desarmado con un sencillo “lo siento” y una sonrisa. En estos casos, la sonrisa robustece la credibilidad de la disculpa.

En el mundo de la abogacía, me maravilla cuando dos letrados se enfrentan delante del juez y lo hacen con elegancia, sin perder la cortesía ni la sonrisa. De igual modo, la justicia se vuelve mas cercana si el juez sonríe en vez de mostrarse como una esfinge. Todos ellos demuestran ser civilizados y se cargan de razón. Otras actitudes son mascaradas y propias de reyertas de chacales.

sonrisa copitoHace poco leía que el sabio griego Demócrito era célebre porque sonreía y bromeaba tan frecuentemente que sus conciudadanos lo llevaron a ser examinado por Hipócrates por si fuese una enfermedad, y éste les contestó que muchos taciturnos que se tenían por muy cuerdos, eran mucho menos que el pretendido demente.

Eso sí, la sonrisa cautivadora, como el martini de James Bond ha de ser «movida, no agitada». Y además no basta la sonrisa, porque detrás está la imaginación y el don del lenguaje que confirma o rectifica la inicial impresión. Aquí nuevamente la película Goldeneye (1995) refleja la importancia de hablar, cuando la inteligente y bella Simonova pregunta a Bond: “¿Cómo puedes ser tan frío?” y le contesta: «Es lo que me mantiene vivo», a lo que le replica “No, es lo que te mantiene solo”.

Pero como decía Umberto Eco, la sonrisa supera a la palabra pues puede llamarse a un amigo diciéndole, “¡Hola, sinvergüenza!”, mientras se sonríe y esa sonrisa encierra el mensaje de que no hablamos en serio ni pensamos eso.

Por eso, cuando me entrevistaron de TED (Technology, Entertainment, Design) para un mosaico divulgativo en que concentrase en diez segundos cual consideraba cual debía ser la actitud ante la vida, como consejo para la juventud, esto fue lo que dije:

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