En la vida necesitamos salud, trabajo, suerte, amor…. ¡y vacaciones!. Las vacaciones anuales, tal y como las concebimos los europeos (unos veinte días anuales frente a los diez días en Japón o EEUU, o los cinco de China o México) son un valiosísimo regalo.
Los españoles las concebimos como eje del resto del año, como tregua entre las orillas del trabajo. Más allá del aperitivo de los puentes o de las gotas de las pausas de café es el festín de un mes a la carta del placer.
El mes de vacaciones es como el regalo del genio que nos permite usar ese tiempo como queramos y convertirlo en lo que queremos. Además nos sentimos obligados a divertirnos y descansar, pero no siempre sabemos cómo hacerlo. En todo caso, las vacaciones arrancan y desde ese momento comienza su consumo y autodestrucción.
Así que por mi parte, estas vacaciones tocan en la Costa Cálida, donde podré ver mucha juventud desbocada en playas y calles turísticas que parecen divertirse en busca del aturdimiento, mientras yo me dedicaré al íntimo placer de observar la fauna veraniega y el goce de reflexionar con la mente libre. Y digo libre, en cuanto liberada de problemas laborales o retos intelectuales, sino abierta a la curiosidad y la creatividad.
Unas vacaciones de las que no volveré con sellos sobre el pasaporte, anécdotas exóticas increíbles ni fotos en monumentos que no volveré a visitar. Tampoco regresaré con problemas de jet lag, de cuenta bancaria vacía o quejas frente a taimadas agencia de viajes. Ni cabreado por huelgas del sector aéreo o ferroviario, ni enfadado por quién maneja el tiempo atmosférico.
No. Nada de eso. Vacaciones en pareja y en casa familiar. Bueno, bonito, barato y acogedor. Buenos paseos, buenas conversaciones, algunos chapuzones, ocasionales tapitas y raciones, partiditas relajadas de Chinchón, escribir mis delirios, disfrutar de las ocurrencias de los pequeños, etcétera.
Sobre todo tendré presente que unas vacaciones mal disfrutadas nos devuelven más viejos, pero unas vacaciones disfrutadas por y para nosotros mismos, nos hacen más jóvenes. ¡Y las recordaremos!
NOTA.- Sobre las vacaciones puede interesar:
Vivo y Coleando 
Buenas tardes, me identifico con todo lo que dice, estoy de acuerdo , hace explicaciones sencillas de lo que es vivir, al menos para mí. Sería muy sencillo ser su amiga pq nos comunicaríamos bien, nos entenderiamos. Este verano he perdido a mi madre, me toca echarla de menos, comenzar otra etapa sin ella. Quiero disfrutar mis vacaciones, sin las obligaciones laborales, pero si me lo pudiera permitir, no puedo, me encantaría tener una excedencia de un año . A pesar de que amo mi trabajo. En fin, felices vacaciones
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Lamento el significado del verano por la pérdida sufrida, y me alegra transmitirle mensajes positivos. Aquí tiene un puente amistoso y los mejores deseos para que las ilusiones vuelvan.
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Lo de los 20 días hábiles será para los funcionarios, porque para los autónomos no
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