No soy catastrofista y mas bien peco de exceso de racionalismo. Sin embargo he leído en el diario El Mundo la contundente y clara respuesta de Sheldon Glashow, Premio Nobel de Física en 1979 a la pregunta del mayor reto al que se enfrenta la ciencia y responde:
El problema número uno es el cambio climático. Es un problema científico, pero también es político, legal… un problema universal. Si queremos responder otras preguntas sobre la física -algunas de las que hemos estado hablando tardaron 50 años en ser resueltas-, no tenemos tiempo suficiente, no tenemos 50 años antes de que Miami o Nueva York se inunden si no actuamos. Si continuamos haciendo lo que estamos haciendo hoy en día, será con toda seguridad el final de la civilización dentro de los próximos 100 años.
Estremecedor.
1. Recordemos que el calentamiento global es básicamente un problema de demasiado dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, que se acumula como una manta, que atrapa el calor e incrementa el calentamiento del planeta. El dióxido de carbono procede de la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural para producir energía, o de la quema de los bosques para crear pastos y plantaciones.
El resultado constatado es que la temperatura media del planeta actual es superior en 1,35ºC respecto a la temperatura media de la era pre-industrial (anterior a la consolidación de la revolución industrial, principios del siglo XIX). O sea, la industria nos desarrolla al precio de calentar el planeta y pasarnos factura a medio plazo.
Las imágenes de París inundado nos evocan lo que todos percibimos: que las estaciones van cambiando y las regiones donde hacía calor en verano ahora quema (Murcia) y donde hacía frío en invierno ahora se templa (Castilla y León), y donde llovía en primavera pues casi no llueve (Asturias); las temperaturas suben y los niveles del mar también. Además la NASA calificó el año 2014 del más caluroso de la historia.
A más calor, cambian las pautas de lluvia y nieve, aumentan las sequías y las tormentas, se derriten los glaciares y aumenta el nivel del mar, y el calor modifica la conducta de planta y animales y la supervivencia, además de facilitar epidemias en países cálidos.
2. ¿Somos conscientes de la gravedad del problema? Los políticos adoptan posturas para la galería. Es cierto que se celebran acuerdos internacionales y declaraciones de intenciones para reducir las emisiones de gases, (el Tratado de París suscrito por 170 países hace un mes aspira a que la temperatura del planeta no suba más de 2º, pero el propio Sheldon diagnostica:
No soluciona el problema. Si se cumplieran los compromisos firmados por todos los países al 100%, lo cual es improbable, aún no se contendría el aumento de temperatura en menos de 2ºC.
Me temo que a los políticos y estadistas solo les interesan los gastos públicos y logros a corto plazo, a poder ser dentro del período electoral o que puedan anticiparlo en mente los electores y no les interesa indisponerse con la industria que alimenta su economía, de igual modo que si unos países ponen costosos controles o utilizan energías alternativas y otros no, estos tendrán el premio de ser mas competitivos industrialmente.
Y a buena parte de la ciudadanía no le importa un comino el calentamiento global (cosa de rebeldes o desocupados, piensan). El ser humano tiende por naturaleza al hedonismo, al placer inmediato y cierto egoísmo. Considera que el planeta le ha sido dado y que ahí quedará cuando se vaya. El mismo que tira un papel en el campo o que no recicla la basura es quien permanece indiferente a lo que pueda pasarle a esta nave que llamamos globo terráqueo
Y eso pese a que el pronóstico del estado en que quedarán las grandes ciudades para la próxima generación es desolador.
3. El problema radica en que nuestra civilización utiliza técnicas depredadoras del medioambiente que dejarán malparado el ecosistema para la siguiente generación. Somos como un inquilino al que dejan un piso flamante y lo desgasta, rompe y alimenta la chimenea con la madera de los forjados, o en verano rompe los cristales aunque en invierno pase frío. O sea, somos frívolos.
Es cierto que es difícil resolver los problemas a corto plazo de la humanidad (hambre, epidemias de enfermedades y sociedades sin libertades) pero los problemas a medio plazo derivados del calentamiento global afectarán al planeta como despensa y como hábitat. Nada de pensar que si hay deforestación o si los aerosoles abren agujeros en la capa de ozono sobre otros países, el nuestro quedará a salvo.
No vale el consuelo tonto de quien va en un bote con otro, y éste le alerta de un agujero con vía de agua, y aquél replica: “Total, no está de mi lado”.
Por eso, lo importante es que como ciudadanos seamos conscientes del problema y a nuestra escala individual hagamos el pequeño esfuerzo de preocuparnos por las tecnologías verdes y menor consumo de energía, no por ahorrar en la factura, que está muy bien, sino por aportar nuestro granito de arena por un planeta mejor. No necesitamos que nos aplaudan, ni premios, ni desgravaciones fiscales. Hagámoslo por convicción y nuestra conciencia, autoestima y sentido de la responsabilidad aumentará. Y eso es mucho.
De la lista de las cuarenta cosas que pueden comportar este ahorro de energía entresaco diez, no para ser esclavo neurótico de las mismas, sino para tenerlas presentes:
- Sustituir de una vez las bombillas clásicas por las de bajo consumo.
- Utilizar los termostatos programables de la calefacción para acotar el intervalo de uso.
- La renovación de electrodomésticos debe guiarse por los de menor consumo de energía buscando el sello oportuno.
- No dejar los televisores u ordenadores en modo espera, sino encendidos o apagados (el stand by… ¡consume!).
- Ducharse en vez de bañarse.
- Reciclar la basura.
- Utilizar productos de papel reciclado.
- Comer menos carne (el ganado vacuno libera metano).
- Por supuesto, caminar o utilizar bicicleta o transporte público (menores gases de combustible).
- Fomentar el cambio a la energía renovable (solar, eólica, biomasa) tanto en el consumo, como reivindicándola en colectivo.
Apreciado José Ramón muchas gracias por este post que deja el sabor de la cruda realidad sobre nuestro planeta, y que realmente tal y como apuntas, es ya, hace décadas, para la congregación de científicos y expertos, un hecho claramente patente y constatado, el trágico a que conduce.
Ya en el año 98 se produjo un devastador blanqueo de los arrecifes de coral y este desastre continúa extendiéndose. ..
Sin duda es desalentadora la huella devastadora de ese calentamiento …
Y tras leer tu post me viene a la mente las bellas y conmovedoras palabras de aquel jefe indio… (que aunque muy conocidas, pero no por ello menos bellas) y que copio aquí Link de recuerdo, porque siempre me inspiró un sentimiento de respeto por el planeta y la naturaleza que lo habita….
(tampoco pretendo con ello dar aire fatalista, al contrario, la tierra se calienta pero aún está viva…. )
http://www.ciudadseva.com/textos/otros/carta_del_jefe_seattle_al_presidente_de_los_estados_unidos.htm.
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Sabias palabras del jefe indio y tristemente actuales
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«El resultado constatado es que la temperatura media del planeta actual es superior en 1,35ºC respecto a la temperatura media de la era pre-industrial (anterior a la consolidación de la revolución industrial, principios del siglo XIX). O sea, la industria nos desarrolla al precio de calentar el planeta y pasarnos factura a medio plazo».
Razonamiento falaz, la ciencia (historia y prehistoria) nos enseña que el clima cambia constantemente en nuestro planeta, si no, que se lo digan a los dinosaurios (es un decir) extinguidos por la glaciación, a los pobladores de la antigua Mesopotamia (antaño vergel, después desierto) y, en la Edad Media, cuando el círculo vicioso guerra, hambre y peste, se llevó por delante seres humanos por cientos de miles. Están documentadas las malas cosechas que se dieron en determinadas zonas de Europa debido, entre otras causas, como malas técnicas agrícolas y plagas, a la mala climatología, mientras que en Inglaterra el tiempo se volvió tan cálido que permitía cultivar vides y producir vino.
Dudo mucho que a mediados de la revolución industrial existieran instrumentos de medición precisos que permitieran calcular la temperatura del planeta, más aún que se disponga de datos suficientes de aquél entonces, pero, desde luego, lo que es rigurosamente falso es que esté demostrado que tenga su causa en la mano del hombre. Esto lo vienen denunciando muchos científicos que son convenientemente silenciados por el pensamiento único. Lo que de verdad sí se sabe de la revolución industrial es que los profetas del apocalipsis ya denunciaron con la aplicación de la máquina de vapor al ferrocarril las terribles consecuencias que tendría someter al organismo humano a velocidades superiores a los 40 Km/h. Dentro de 40 años tampoco se habrá inundado Paris, pero nos manipularán con cualquier otro montaje. Lo decía Bruce Willis en una de sus películas: Si son tan dañinos los combustibles fósiles, ¿por qué Green Peace sigue empleándolo en sus barcos? ¿Por qué no se mueven a vela y/o a remo?
Por supuesto, no se debe contaminar y hay que tender hacia fuentes de energía limpias, pero por puro sentido común y no porque nos lo impongan los visionarios de turno, los cuales se están haciendo millonarios a nuestra costa al a la vez que contaminan por miles de nosotros, pobres ciudadanos de a pie (léase Al Gore y su jet privado).
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Que cada cual juzgue a la vista de los datos que reciba. Personalmente estoy convencido de que el calentamiento global, real, se debe a la depredación de la industria, pero si alguien prefiere creer que se debe a los relinchos del unicornio o a la teoría de la conspiración, pues hace bien en seguir sus convicciones. Esa es la grandeza de la libertad y los debates.
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Al hilo del comentario que hice en su día, le paso el siguiente enlace que lleva a la noticia con la que me he topado:
http://www.alertadigital.com/2019/07/16/decenas-de-cientificos-se-rebelan-contra-el-catastrofismo-climatico-auspiciado-por-la-onu/
Le iba a haber respondido en su momento, pues valoro sus opiniones y me sorprendió (negativamente esta vez) su respuesta ya que una cosa es discrepar y otra recurrir a la descalificación. Como puede observar, los argumentos que expuse en su día tenían su lógica y así lo entienden los firmantes del manifiesto a quienes no tengo el gusto de conocer pero al parecer se trataría de personas solventes en materia científica.
Un saludo.
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